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Glitter Season
Victory Storm
A veces una temporada es suficiente para cambiarnos la vida. Una temporada chispeante nacida de una amistad que cambiarГЎ nuestro destino para siempre.
La vida de Rachel no estaba yendo en la direcciГіn adecuada, entre la traiciГіn de su novio y el inminente despido del trabajo de sus sueГ±os. Emma vivГa en una jaula de oro, rodeada del afecto de su familia, pero ella soГ±aba con ser libre y con el amor, con A mayГєscula. Abigail estaba buscando su lugar en el mundo pero sus inseguridades le impedГan desarrollarse plenamente. Pero un dГa, Rachel, Emma y Abigail se encontraron y se volvieron amigas. Una amistad que llenГі de chispa sus vidas, obligando a Rachel a subir la escalera del Г©xito, a Emma a encontrar el amor de su vida y a Abigail a volverse independiente. Pero como todo cambio, incluso estos tambiГ©n causan confusiГіn y no todo saldrГЎ de la manera esperada. Entre intrigas, divertidas aventuras, noches de glamour y picantes encuentras conseguirГЎn Rachel, Emma y Abigail conquistar el mundo y vivir su glitter season?
Victory Storm
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Glitter Season
Victory Storm
Nueva EdiciГіn В©2021 Victory Storm
Portada: В© Cover Art by IM COVER Studio
Traductora (ita – esp): Georgina Jiménez
Editor: Tektime
Todos los derechos reservados. Ninguna parte del libro puede reproducirse o difundirse por ningГєn medio, fotocopias, microfilm u otro, sin el permiso de la autora.
Este libro es una obra de fantasГa. Los personajes y lugares citados son resultado de la imaginaciГіn de la autora y tienen como finalidad dar realismo a la narraciГіn. Cualquier analogГa con hechos, lugares y personas, vivas o muertas, es absolutamente casual.
1
“ ВЎRespira y vuelve a tomar el control!”, le ordenГі Rachel a su reflejo en el espejo, intentando detener las lГЎgrimas que empujaban para salir. “¡No puedo llorar! ВЎNo por un estГєpido como Matt! ВЎY mucho menos en el baГ±o de la oficina!”, pensГі furiosa, intentando contener la primera lГЎgrima que pudiera arruinar el maquillaje. RespirГі profundo e intentГі pensar en otra cosa, pero ese dГa parecГa que nada estaba funcionando bien. Ese era su Гєltimo dГa de trabajo y nadie de Recursos Humanos la habГa contactado para hablar sobre la renovaciГіn del contrato o alguna otra cosa. Se habГa quedado muy mal porque habГa trabajado duro durante seis meses, repartiГ©ndose entre el trabajo de editora y el de secretaria part-time para Norman Carter, el fundador de la Carter House, la mГЎs grande casa editorial de no ficciГіn de Portland. Estaba segura de que habГa entablado una muy buena relaciГіn con su jefe. HabГan hablado mucho sobre el futuro y sobre el mundo de la editorial. Norman le habГa comentado que los Гєltimos trimestres habГan sido desastrosos, comparados con siete aГ±os atrГЎs. Ella le habГa propuesto ampliar su nГєmero de lectores introduciendo una serie de ficciГіn, pero Norman no habГa estado de acuerdo porque no consideraba a los novelistas como verdaderos escritores. Para Г©l, la escritura era un talento sГіlo para pocos y, con fines educativos o divulgativos. Las novelas, sobre todo las comerciales, eran de categorГa C, aunque no pudo decir nada sobre las facturaciones que realizaban gracias a las obras de estos “pseudo-escritores”, como los definГa Г©l. Durante todos esos meses habГa notado una cierta afinidad con su jefe, sobre todo cuando le habГa preguntado si podГa reemplazar a su secretaria que estaba enferma y habrГa podido trabajar sГіlo algunas horas hasta que hubiera terminado sus sesiones de quimioterapia. Para ella habГa sido un honor trabajar junto a un personaje tan prominente del mundo editorial, incluso si nunca le habГa interesado un trabajo de secretaria. HabГa trabajado duro para estar siempre impecable y Norman habГa dicho a menudo cuГЎnto lo apreciaba, con esas maravillosas y seductoras sonrisas que enamoraban a todas las empleadas. “PodrГa ser tu padre”, se repitiГі Rachel recordando lo estupefacta que quedaba siempre frente al carisma y encanto de ese hombre. ВїEra posible que una persona siempre amable y cautivadora como Norman Carter sГіlo le hubiera tomado el pelo? ВїEra posible que en un mes hubiera sido engaГ±ada por dos hombres con falsas promesas? Incluso Matt siempre la habГa hecho sentir especial durante esos tres aГ±os de relaciГіn. Tampoco Г©l habГa expresado nunca un descontento o una insatisfacciГіn por sus complicados horarios de trabajo. Y, sin embargo, tres semanas antes lo habГa encontrado en la cama –en su cama- con una de sus clientes. Ni siquiera habГa intentado disculparse o inventado una explicaciГіn. Nada. SГіlo se habГa limitado a decirle que pronto se habrГa mudado. Al dГa siguiente, cuando volviГі a casa del trabajo, se habГa llevado sus cosas. Ni siquiera dejГі una nota o un mensaje. SГіlo le habГa dejado la renta por pagar. Y ahora se habГa quedado sin un trabajo con el cual mantenerse. “¿QuГ© sucederГЎ conmigo?”, pensГі, poniГ©ndose a llorar y cubriГ©ndose los ojos para no volver a mirar su imagen en el espejo. Durante esas semanas habГa ahogado sus penas en la comida y habГa subido cuatro kilos. Esa maГ±ana, apenas habГa podido entrar en su adorada longuette de Dior de corte asimГ©trico y cerrar los botones de su camisa de seda blanca de CaractГЁre con puГ±os acampanados. “¿Todo bien?”, le preguntГі una voz femenina a sus espaldas, haciГ©ndola asustar. Se secГі rГЎpidamente las lГЎgrimas y se dio vueltas. Delante de ella estaba Abigail, la practicante a la que todos llamaban “La muchacha de las copias”. HabГa llegado hacГa un par de meses, pero nunca habГan hablado, excepto por un breve saludo. A menudo habГa tenido la impresiГіn de que Abigail la evitaba o le tenГa miedo.
AdemГЎs, tenГa la sensaciГіn de que ya la habГa visto en algГєn lado: rubia, con enormes ojos azules, alta un metro y medio, siempre vestida con un estilo vivaz, con un corte vintage francГ©s.
Algunos sostenГan que era menor de edad, pero en realidad tenГa veintiГєn aГ±os, aunque el uso excesivo de zapatos sin taco, pantalones pitillo y remeras de cuello bote la hacГan ver como una niГ±a. Sobre todo, cuando se hacГa trenzas o llevaba una vincha roja con un moГ±o como la de Blanca Nieves.
“ Está todo bien. Fue sólo un momento, pero ya pasó”, se apuró a decir Rachel extremadamente avergonzada por haber sido atrapada por una extraña, llorando.
“ TambiГ©n a mГ me pasa, Вїsabes?”, intentГі consolarla Abigail con su vocecita parecida al piar de un pГЎjaro. “Sin tener en cuenta que hoy es San ValentГn… precisamente ayer mi novio me ha dejado. ВїTГє tambiГ©n pasarГЎs San ValentГn sola?”
“ SГ. Mi ex y yo hemos terminado la relaciГіn hace algunas semanas. Me engaГ±Гі y luego se fue. Y ahora, despuГ©s de tres semanas de silencio, vuelve a aparecer para desearme un buen San ValentГn.”
“ Como remover el cuchillo en la herida, ¿eh?”, se indignó Abigail enojada.
“ Parece que lo hizo a propГіsito sГіlo para herirme. No entiendo por quГ© tuvo que enviarme ahora ese mensaje, salvo para eso”, supuso Rachel, recordando como el haber leГdo ese mensaje la habГa desestabilizado a tal punto que tuvo que correr a esconderse en el baГ±o para intentar contener las lГЎgrimas. No era su estilo dejarse llevar por la emociГіn, pero en ese perГodo habГa sufrido muchos cambios y tenГa miedo de no poder enfrentar todo ella sola.
“ Quizás esperaba que fueras corriendo hacia él y lo perdonaras.”
“ ¡Ni siquiera lo pienso!”
“ A veces los hombres son egoГstas.”
“ Lo sé, pero te puedo asegurar que ésta será la última vez que derramo una lágrima por un hombre. Ya no tengo ganas de dejar que jueguen conmigo y de sufrir. Estoy mejor sola”, se prometió Rachel. “Sólo tengo que buscarme un apartamento menos costoso, porque yo sola no puedo pagar todos los gastos y la Carter House no me renovó el contrato.”
“ Qué raro. Todos comentan que Norman Carter te adora.”
“ SГ, pero yo quisiera ser editora senior, poder hacer carrera y convencer a Norman de hacer una serie narrativa… pero lamentablemente, el lugar vacante de editor probablemente se lo den a Mara Herdex y hasta ahora no hay ninguna intenciГіn por parte del editor de expandirse hacia las novelas romГЎnticas.”
“ Número uno: Mara no vale ni la mitad de lo que tú vales. Lo digo de verdad.”
“ Gracias.”
“ NГєmero dos: ВїquiГ©n mejor que tГє podrГa traer nuevos autores a esta casa editorial?”
“ En realidad, yo no soy nadie y nunca ocupé el rol de directora en mi vida. No tengo la experiencia que se necesita”, la detuvo Rachel enrojeciendo por todos los cumplidos inesperados, pero sinceros.
“ ¡Tú eres la fundadora del blog Sueños de Papel! No existe ningún aspirante a escritor que no haya acudido a tu blog para pedir consejos o para buscar información sobre cómo ser un escritor establecido. ¡Sin tener en cuenta tus consejos!”
“ ¿Conoces mi blog?”, le preguntó sorprendida Rachel.
Abigail dudГі por un momento como si temiera exponerse demasiado, luego decidiГі continuar y decir la verdad. AdemГЎs, nunca habГa podido mentir y no hubiera querido comenzar ahora justamente con Rachel Moses, la gurГє de los principiantes.
“ No te acuerdas de mГ, Вїverdad?”, le preguntГі con temor.
“ Tu rostro me resulta familiar pero no recuerdo donde te he visto antes”, admitió Rachel.
“ Nos conocimos hace tres aГ±os en la librerГa de Liza Bennet, en el Club del Libro que tenГa todos los miГ©rcoles por la noche.”
Por fin Rachel se acordГі de ella. HabГa ido sГіlo algunas pocas veces al Club del Libro de la librerГa Liza’s Books y siempre habГa sido una experiencia agradable.
“ Si mal no recuerdo, incluso me habГas pedido si podГa leer un cuento tuyo”, se acordГі Rachel.
“ SГ.”
“ ВїMe habГa gustado?”, Rachel no lo recordaba.
“ DirГa que no. Me escribiste un email en el que hiciste pedazos todo mi cuento, criticando las personalidades de mis personajes, el ritmo demasiado fragmentado y el final obvio… He llorado durante tres dГas por la desilusiГіn.”
“ Oh. Lo lamento”, intentГі disculparse Rachel. La verdad era que, cuando se trataba de juzgar un manuscrito, ella no daba muchas vueltas y no se dejaba influenciar por los vГnculos de amistad u otra cosa. A menudo, esa actitud frГa y profesional le habГa hecho perder muchas amistades, pero a su vez le habГa hecho ganar la admiraciГіn de los escritores que intentaban mejorar o entender por quГ© las casas editoriales rechazaban sus escritos.
“ Durante dos meses no pude escribir nada. DespuГ©s volvГ a pensar en tus palabras y seguГ tus consejos. TrabajГ© muy duro y el aГ±o pasado te preguntГ© si podГas leer otro de mis cuentos. Aceptaste y me has felicitado porque no tenГa errores y por la fluidez del texto. Sin embargo, en tu opiniГіn, todavГa no estaba listo para ser publicado.”
“ Lo lamento… recibo muchos textos para leer y a veces no me doy cuenta de…”
“ QuГ©date tranquila. No estoy enojada. ВЎEs mГЎs! Estoy contenta porque me has ayudado muchГsimo, pero sГ© que el camino es todavГa muy largo. Si un dГa escribo un buen cuento, quisiera que fueras tГє quien lo publique”, dijo Abigail con una gran sonrisa de gratitud.
“ Me sentirГa honrada”, le sonriГі Rachel. Finalmente entendГa el comportamiento de Abigail durante los Гєltimos meses y se sintiГі aliviada de saber que no la odiaba. En general, muchos escritores la llenaban de insultos cuando no estaba convencida de la calidad de sus manuscritos.
“ Es por ello que espero de todo corazГіn que continГєes trabajando aquГ. Yo tambiГ©n sueГ±o con ser una editora o una escritora exitosa, en lugar de la “Muchacha de las copias”, como me llaman aquГ, pero me doy cuenta de que tГє eres mucho mГЎs inteligente que yo y te mereces ese ascenso que Norman pronto te darГЎ.”
“ SГ, pero Mara...”
“ Mara es una vГbora e intentarГЎ sacarte de su camino a toda costa porque se dio cuenta que Norman tiene debilidad por ti. Por ello, ten Г©ste pendrive. Adentro hay una copia de todo el trabajo que has hecho durante estos meses y el informe que has fotocopiado esta maГ±ana”, le dijo Abigail dГЎndole un pendrive Kingston.
“ Gracias. No habГa necesidad.”
“ Probablemente, pero algo me dice que de esto dependerГЎ tu futuro aquГ dentro”, le susurrГі la muchacha en voz baja, antes de salir del baГ±o. “Y en cuanto al amor, hoy es San ValentГn.”
“ Es un dГa como cualquier otro”, dijo Rachel que odiaba el romanticismo de esa fiesta.
“ SГ, pero no aquГ dentro. Tienes que saber que hice las prГЎcticas aquГ el aГ±o pasado y recuerdo muy bien lo que sucede.”
“ ¿Qué quieres decir?”, preguntó curiosa Rachel.
“ Hoy es el cumpleaños del jefe y, como todos los años, vendrán a saludarlo sus hijos.”
“ ¿Y?”
“ ¿Has visto los ojos de Norman Carter?”
“ SГ”, suspirГі Rachel enamorada. Su jefe tenГa unos ojos bellГsimos, verdaderos imanes para cualquier mujer. Era imposible quedar indiferente a esa mirada magnГ©tica color verde musgo, de un tono claro, tendiente al gris.
“ Bien, sus cinco hijos tienen sus mismos ojos. Del mismo color y con el mismo encanto. ¡Verás, vas a perder la cabeza!”
“ No, yo no”, le asegurГі. Se acababa de prometer que cerrarГa su corazГіn a todos los hombres y no tenГa intenciones de volver atrГЎs.
Lo Гєnico que estaba dispuesta a hacer, era encontrar a Richard Wayne, un aspirante a escritor de mucho talento con quien mantenГa una relaciГіn de amistad desde hacГa casi un aГ±o.
Finalmente habГan decidido encontrarse y, ya que ambos iban a estar solos esa noche, habГan pensado festejar juntos San ValentГn. Nada mГЎs.
“ ВїApostamos? La que pierde paga un almuerzo en Powell’s con una buena compra de libros en la librerГa.”
“ ¡Perfecto!”
2
“ ВїRachel, has traГdo el informe que te he pedido? Es importante. Quiero volver a leerlo antes de enviarlo por fax. Tengo tiempo hasta esta noche. Y trГЎeme tambiГ©n los Гєltimos comprobantes de los que hablamos esta maГ±ana.”, graznГі la voz de Norman Carter a travГ©s del intercomunicador.
“ ВЎVoy de inmediato!”, exclamГі Rachel, tomando apresuradamente toda la documentaciГіn que le habГa pedido.
Por suerte era una persona ordenada y siempre estaba un paso delante de su jefe. De esa forma, nunca hacГa esperar a Norman.
Corriendo, tomГі los expedientes y corriГі hacia la puerta para ir a la oficina de su jefe.
Pero por el apuro no vio a la persona que estaba delante a su puerta y le cayГі literalmente encima.
En el choque, se le cayГі toda la documentaciГіn, que se esparciГі desordenadamente por el suelo.
“ Pero demonios…”, estaba por decir cuando se encontrГі frente al hombre que tenГa delante.
Por unos cuantos segundos no consiguiГі reaccionar.
La belleza de ese hombre la golpeГі con la violencia de un tsunami.
Era alto, poderoso, con mГєsculos bien marcados que parecГan querer romper el uniforme azul que llevaba puesto y sobre el que tenГa puesto la placa de los bomberos de Portland.
AdemГЎs, tenГa la piel oscura, el cabello ondulado muy corto y sus ojos verdes brillaban, contrastando con la piel negra.
Era raro encontrar un hombre de color con ojos verde claro.
Rachel quedГі sin aliento.
“ Discúlpeme. Yo…”, se apresuró a decir el hombre agachándose para recoger las hojas.
“ No, es mi culpa. No lo he visto y… hubiera tenido que prestar más atención. Disculpe”, murmuró Rachel abriendo muy grandes los ojos, inclinándose ella también para recoger los expedientes.
Г‰l sonriГі dejando ver una dentadura perfecta y blanquГsima.
Rachel se mordiГі el labio para evitar el gemido que le saliГі de la garganta.
“ ¡Darius!”, exclamó Norman a sus espaldas, haciéndolos asustar al mismo tiempo.
“ ¡Papá! ¡Feliz cumpleaños!”, lo saludó el hombre, levantándose y abrazando al padre bajo la mirada sorprendida de Rachel.
ВЎВїEse hombre sГєper sexy era el hijo de Norman?!
Sin que la vieran, ya que sentГa las mejillas rojas, Rachel fue corriendo hacia la oficina de su jefe, dejГі la documentaciГіn en el escritorio y fue a esconderse en su cubГculo a intentar calmarse un poco.
Ahora entendГa la seguridad de Abigail cuando le habГa propuesto esa apuesta.
Darius Carter era hermoso como un dios y tenГa los mismos ojos de su padre, incluso si todo lo demГЎs era completamente distinto.
Estaba recomponiГ©ndose, cuando escuchГі que golpeaban la puerta.
Sin esperar el permiso, entrГі un muchacho caucГЎsico, con cabello color castaГ±o claro y los ojos verdes como los de Norman.
“ Eres el hijo de Norman, supongo.”
“ SГ, soy Justin. ВїEstГЎ papГЎ?”, le preguntГі el joven con una sonrisa tan seductora y al mismo tiempo inocente que hizo que se enterneciera y quedara encantada.
“ Está con tu hermano Darius. Quizás fueron a tomar un café.”
“ Ok, gracias”, se limitГі a responder mientras salГa.
Rachel se quedГі pensando en ese encuentro.
Seguramente Justin era mГЎs joven que Darius y que ella tambiГ©n, pero era idГ©ntico en todo a su padre.
SГ, era hermoso y ese aire un poco ingenuo lo hacГa todavГa mГЎs intrigante que Norman.
Decidida a retomar el control de sus emociones y a tomar una pausa, aprovechГі ese momento de distracciГіn de su jefe para ir a tomar un cafГ© a la mГЎquina en la sala relax, esperando encontrar a Abigail. TenГa miles de preguntas que hacerle.
Estaba esperando que el cafГ© bajara al vaso de plГЎstico, cuando escuchГі una voz detrГЎs de ella.
“ ¿Disculpe, usted es Rachel?”
Rachel se dio vuelta para responder, pero lo que tenГa delante de ella la hizo sobresaltar tanto que el primer botГіn de su camisa ajustada saltГі por el aire, dejando ver su escote generoso que presionaba contra la tela.
Delante de ella habГa dos hombres idГ©nticos: rubios de ojos verdes, altos y con una belleza capaz de hacer caer incluso sus defensas de hierro, tГpicas de una mujer lo suficientemente herida como para no querer volver a caer en la trampa del amor.
Estaba tan sorprendida que creyГі que tenГa alucinaciones, sino hubiera sido que el traje elegante color crema de uno de ellos contrastaba con el look mГЎs agresivo de motociclista del otro.
Tampoco sus ojos parecГan querer separarse de esa visiГіn doble, su mano derecha se apresurГі a cubrir su seno, expuesto a sus miradas.
“ Yo… Dios mГo, me siento mortificada”, se recuperГі despuГ©s de algunos segundos, intentando cerrar su camisa y esconder su sostГ©n de encaje blanco.
“ Tesoro, eres una delicia, pero creo que serГa mejor que lleves esto”, fue en su ayuda el hombre vestido elegante, quitГЎndose del cuello un foulard rojo de HermГЁs y poniГ©ndoselo en el cuello, de modo que la seda le acariciara el cuello y le cayera sinuosamente sobre el pecho.
“ Gracias”, se limitó a decir Rachel con las mejillas rojas por la vergüenza.
“ ¿El rojo te queda bien, sabes? ¿Eres un encanto y además rompe la rigidez del contraste entre el blanco y el negro, no crees?”
“ Yo… SГ… No sabrГa”, murmurГі tГmidamente Rachel, mientras las expertas manos del hombre le acomodaban la camisa y un mechГіn de cabello.
Normalmente no permitГa a nadie ese tipo de contacto o de atrevimiento, pero ese hombre parecГa inocuo y mГЎs interesado en su forma de vestir que en lo que habГa dejado ver.
No se podГa decir lo mismo de su gemelo, que todavГa estaba petrificado mirГЎndole el pecho con una expresiГіn que la hizo sentir terriblemente expuesta.
“ A propósito, me llamo Jean-Louis y él es mi hermano Jean-Luc. Luc, para los amigos. Estábamos buscando a nuestro padre y una señora nos dijo que te preguntáramos a ti. Tú eres la nueva secretaria de nuestro padre, ¿verdad?”, se presentó el hombre con una sonrisa capaz de encantar a cualquiera.
“ SГ. Su padre estГЎ en su oficina.”
“ No, no estГЎ. Venimos de allГ.”
Con prisa y dejando el café, Rachel se dirigió a su pequeña oficina, donde encontró de inmediato una pequeña nota de Norman: “Voy al Moka’s Bar a tomar un café con mis hijos. N.”
“ Su padre está en el Moka’s Bar con Darius y Justin”, les dijo.
“ ¿Dónde está ese bar?”, preguntó Jean-Luc con un acento muy francés que sorprendió a Rachel con una ola de deseo.
“ Aquà afuera, doblen a la derecha”, alcanzó a decir a pesar de que su mente ya estaba en otro sitio, en una cama, entre las sábanas de seda, junto a… ¿Luc? ¿Justin? ¿O Darius?
“ Ok, gracias”, la saludaron los dos hermanos.
“ ¿Y el foulard?”
“ Un simple presente por San ValentГn o, si prefieres, un pequeГ±o resarcimiento por haber soportado a nuestro padre durante estos meses”, le respondiГі Jean-Louis.
“ Gracias”, ni siquiera Matt le habГa regalado jamГЎs algo tan costoso. Rachel adoraba la ropa de marca, sobre todo las colecciones de Max Mara, Armani, Dior, Prada y Tom Ford.
Cuando los dos hermanos se fueron, Rachel se dio cuenta de que habГa otro post-it.
Era de Abigail: “¿QuiГ©n ha ganado el desafГo?”
Rachel se puso a reГr porque mentirГa si hubiera dicho que habГa permanecido completamente indiferente ante esos cuatro hombres.
Sin embargo, esa noche saliГі de la Carter House con el corazГіn en pedazos.
Norman no habГa regresado a la oficina y ella no habГa recibido ninguna llamada a Гєltimo minuto para avisarle que ese no habrГa sido su Гєltimo dГa de trabajo.
Desesperada y muy preocupada, se fue de inmediato a su casa y decidiГі desahogar el stress terminando de pintar la sala. Era un trabajo que habГa comenzado Matt un mes atrГЎs, pero luego lo habГa interrumpido porque estaba demasiado cansado por las horas extras que hacГa como brГіker de finanzas.
“ O por todas las folladas que hizo a mis espaldas”, reflexionó Rachel golpeando tan fuerte la pared que le cayó pintura encima.
Por suerte se habГa puesto ropa vieja de Disney que habrГa tirado con gusto cuando hubiera terminado de pintar.
Estaba por terminar la segunda pared, cuando escuchГі que sonaba su celular.
CorriГі a responder y con la emociГіn que le emanaba por los poros, vio el nombre de su jefe en la pantalla.
“ Rachel, pero ¿dónde estás?”, se enojó Norman sin siquiera saludarla.
“ En casa”, mirГі la hora. Eran las seis de la tarde y su horario de trabajo habГa terminado a las cuatro, aunque ella se habГa quedado casi hasta las cinco para esperarlo.
“ Te habГa pedido el informe.”
“ Está sobre el escritorio.”
“ ВЎNo, no estГЎ! Te habГa dicho que era urgente. Dentro de menos de una hora tengo que enviar todo a la tipografГa. Sabes que no me gusta no cumplir con mi palabra.”
Rachel volviГі a pensar en lo que habГa pasado ese dГa.
ВїEstaba segura de que habГa llevado la documentaciГіn que le habГa pedido? ВїO Darius la habГa distraГdo y luego se la habГa olvidado?
“ Voy de inmediato”, se limitó a responder antes de cortar.
El tiempo apremiaba.
Sin cambiarse, corriГі a la Carter House y se dirigiГі de inmediato a su oficina.
BuscГі el informe impreso, pero no lo encontrГі por ningГєn lado.
Exasperada con la presiГіn encima, encendiГі el ordenador, decidida a imprimir una nueva copia.
“ ВїPero quГ© demonios…?”, dijo sorprendida viendo el desktop de su ordenador completamente vacГo.
Donde diablos habГan ido a parar todos sus archivos, los informes…. ВїTodo aquello con lo que habГa trabajado durante esos meses?
De repente, se sintiГі llena de pГЎnico.
AdemГЎs, a esa hora los tГ©cnicos informГЎticos ya se habГan ido y estaba completamente sola, con Norman en la oficina de al lado que esperaba ansioso la documentaciГіn que habГa pedido.
Desesperada, se puso a buscar el informe por todas partes, incluso en su cartera Prada.
Estaba por desistir y rendirse cuando vio el pequeГ±o pendrive que le habГa dado Abigail algunas horas antes.
Sin saber quГ© otra cosa hacer, lo puso en el ordenador.
De repente, en el desktop aparecieron todos sus archivos.
ВЎAbigail le habГa guardado todo el trabajo que habГa hecho!
VolviГі a pensar en lo que habГan hablado y en las sospechas de que Mara Herdex hubiera hecho cualquier cosa para sacarse de encima a la competencia y ser la nueva editora senior.
De hecho, ese tipo de incidentes ya le habГan sucedido en otras oportunidades y en esas ocasiones siempre habГa aparecido Mara con la soluciГіn en la mano.
Con una avalancha de epГtetos en la boca, Rachel imprimiГі todo y corriГі donde estaba su jefe. GolpeГі la puerta y Norman le ordenГі que entrara.
Pero una vez que Rachel entrГі, se dio cuenta de que no estaba solo.
Junto con Г©l, estaban un hombre y una niГ±a.
Intentando no mirarlos, Rachel dejo rГЎpidamente el informe en el escritorio y se dirigiГі a la salida, pero la niГ±a se parГі delante de ella.
“ ВїNo eres demasiado vieja para usar una sudadera de Blanca Nieves y los siete enanitos? ВїPor quГ© estГЎs toda manchada con pintura?”, le remarcГі la pequeГ±a, mirГЎndola con sus bellГsimos ojos verdes y moviendo su pequeГ±a cola de caballo color castaГ±o oscuro.
“ Sophie, no molestes a las personas”, le dijo el padre, un hombre con los mismos ojos de Norman, pero con el cabello mГЎs oscuro y el rostro cubierto por una tupida barba ligeramente descuidada que le escondГa las facciones. “DiscГєlpela. Mi hija siempre tiende a decir cosas inapropiadas en el momento inadecuado y a las personas equivocadas”, la justificГі el hombre con un tono fingidamente enojado.
“ No, no importa”, le respondió Rachel esbozando una sonrisa.
“ Rachel, ¿tú ya conoces a mi hijo Rufus?”, intervino Norman.
“ La verdad es que no”, admitió ella.
“ Comienza a conocerlo bien si quieres continuar trabajando aquГ, porque un dГa Г©sta empresa pasarГЎ a manos suyas.”
“ Papá…”, protestó molesto el hijo.
“ Lo sé, ¿pero en algún momento tendrás que sentar cabeza o quieres seguir arruinándote la vida?”, se preocupó el padre.
“ Es tarde. Tengo que irme”, dijo cortante el hombre completamente avergonzado por la frase del padre delante a una desconocida.
“ Ok, vete y déjame a Sophie. Hace mucho que no paso tiempo con mi adorada nieta.”
Rufus asintiГі y, despuГ©s de haber saludado y dado recomendaciones a la pequeГ±a, saliГі apresuradamente.
“ Yo también me voy. Buenas noches”, dijo Rachel sintiendo que sobraba.
“ No, espera. TodavГa no hemos hablado sobre la extensiГіn de tu contrato.”
“ CreГa que no me querГa mГЎs aquГ.”
“ Eres demasiado indispensable como para que prescinda de ti. Sin embargo, esperГ© hasta Гєltimo momento porque estoy muy contrariado. TodavГa te necesito como secretaria, pero me doy cuenta de que tu trabajo es el de editora y quisiera que tГє tomaras ese puesto. Eres brillante y tienes experiencia. EstarГa dispuesto a promoverte de inmediato como editora senior y a darte un aumento, si me prometes que te quedarГЎs con nosotros. AdemГЎs, he visto tu blog SueГ±os de Papel. Sabes muchГsimas cosas y algunos de los artГculos que has escrito son tendencia en las editoriales. Me has hecho entender que tienes pasta de lГder y, despuГ©s de nuestras Гєltimas charlas, empiezo a pensar en la idea de abrir una serie de ficciГіn.”
“ ВЎSerГa fantГЎstico!”, se entusiasmГі Rachel todavГa incrГ©dula.
“ DemuГ©strame que eres tan capaz como creo y te pondrГ© como jefa de la columna, pero te advierto que no serГЎ fГЎcil porque hasta ahora no tengo los recursos ni el personal calificado para armar un buen equipo. De todas formas, si se dan los resultados que dices, entonces te darГ© vГa libre y un presupuesto trimestral que podrГЎs administrar como prefieras. ВїTe parece bien?”
“ ВЎEstoy lista y le prometo que no lo voy a desilusionar!”, exclamГі la mujer sintiГ©ndose en el sГ©ptimo cielo. ВЎSu sueГ±o se estaba volviendo realidad! No habrГa podido pedir nada mГЎs.
Cuando saliГі de la Carter House estaba tan feliz que nada podГa quitarle la sonrisa y la felicidad que sentГa en ese momento. Ni siquiera su amigo de carta que no se presentГі al restaurante en su primer encuentro.
“ Me faltó el coraje. Perdóname. Richard.”, le escribió por email esa misma noche para disculparse.
“ Por lo que parece, el destino me estГЎ diciendo que me concentre en mi carrera y no en los hombres”, comprendiГі Rachel sintiГ©ndose desilusionada. Muy en su interior estaba convencida que de su amistad con Richard podГa surgir algo mГЎs. Se habГan escrito durante un aГ±o y ella lo habГa seguido como consultora editorial por meses, ayudГЎndolo a surgir como escritor. Con el tiempo se habГan vuelto amigos y finalmente habГan decidido encontrarse personalmente, ya que hasta ese momento nunca se habГan visto. Ni siquiera por foto.
3
“ Me has salvado la vida, Abigail”, dijo Rachel apenas llegГі de Powell’s donde habГa ido por un almuerzo rГЎpido al dГa siguiente.
“ Lo sé”, respondiГі Abigail feliz de haber hecho algo bien. Estimaba a Rachel como profesional y como persona porque era siempre honesta, correcta y responsable, incluso si a menudo no tenГa tacto, pero no lo hacГa a propГіsito. Ella era asГ. Durante esos meses, incluso si la habГa mantenido a distancia, habГa aprendido a conocerla y a apreciarla.
Cientos de veces habrГa querido ir a presentarse, pero el miedo habГa prevalecido y jamГЎs habГa osado acercarse.
Sin embargo, cuando habГa escuchado una conversaciГіn de Mara Herlex en la que admitГa que saboteaba el trabajo de Rachel, habГa decidido hacer algo.
Cada dГa, durante la hora del almuerzo, habГa ido a la oficina de Rachel a copiar su trabajo en ese pendrive, sabiendo que en algГєn momento habrГa sido Гєtil. ВЎY no se habГa equivocado!
Lo habГa hecho por Rachel porque no se merecГa ese desprecio y, por ella misma que ya no soportaba mГЎs las humillaciones de Mara e incluso por la Carter House porque no estaba pasando un buen perГodo y ciertas venganzas y mezquindades sГіlo habrГan conseguido daГ±ar aГєn mГЎs a la editorial.
“ ¡Y me enamoré!”, exclamó Rachel riendo.
“ ВЎLo sabГa! ВїDe quiГ©n?”
“ De todos. Incluido Norman.”
“ Qué lástima que estén todos fuera de juego.”
“ ¿Los seis?”
“ SГ.”
“ ¿También Norman? Yo sé que él está soltero.”
“ SГ, pero tiene cincuenta y seis aГ±os, ВЎvamos! ВЎPodrГa ser nuestro padre!”
Rachel se quedГі sin habla porque sabГa que era verdad. Ella tambiГ©n se lo repetГa a sГ misma.
Treinta y dos aГ±os de diferencia no eran pocos.
“ ¿Qué me puedes decir de sus hijos? ¿Y por qué están todo fuera de juego?”, preguntó Rachel.
“ ¡Yo sé todo! Pregúntame todo lo que quieras.”
“ ¿Quieres hablar de Darius?”
“ Darius... Dios mГo, sГіlo pensar en Г©l me da ganas de tirarme en un chocolate caliente. ВЎY esos ojos! Tienes que saber que Darius es hijo de Norman y de una nigeriana, activista de los derechos civiles. La Carter House ha publicado dos libros de esa mujer. Se dice que Norman fue a Nigeria para conocerla y proponerle un contrato con la editorial, pero que se enamorГі. Estuvieron casados algunos aГ±os. Hace treinta y dos aГ±os naciГі Darius, pero despuГ©s de eso se separaron. Darius se quedГі con la madre, pero tiene una muy buena relaciГіn con ambos. Norman querГa dejarle a Г©l su herencia de la Carter House, pero Darius prefiriГі ser bombero aquГ en Portland y hace dos aГ±os se casГі con una bruja que lo usa como un trofeo a exhibir y sГіlo viene aquГ para pedirle dinero al suegro, despuГ©s de que su centro de estГ©tica quebrГі.”
“ Oh, ya entendГ: Darius estГЎ fuera de la liga, Вїpero Justin? Es demasiado lindo con ese aire alegre.”
“ Justin tiene catorce años, Rachel”, la detuvo de inmediato Abigail.
“ Tuve fantasГas sexuales con un menor de edad. ВЎSoy una pervertida!”, se dio cuenta Rachel con las mejillas rojas por la vergГјenza.
“ Le daba dieciocho”, intentó justificarse la muchacha.
“ No eres la Гєnica que lo ha pensado, pero te puedo asegurar que Justin sГіlo es un adolescente. Norman y la madre de Justin se separaron el aГ±o pasado. Ella es bГєlgara y se dice que usГі a Norman sГіlo para tener la Green card. No sГ© si es verdad, pero Norman habГa ido a la Feria Internacional del Libro de SofГa y volviГі a Estados Unidos con ella. SГіlo sГ© eso y que despuГ©s del nacimiento de Justin las cosas comenzaron a ir mal hasta que se separaron.”
“ Pero los gemelos son adultos, Вїverdad?”, intentГі preguntar Rachel todavГa sorprendida por la edad de Justin.
“ SГ, tienen veintisiete aГ±os. De madre francesa que trabaja como estilista en ParГs. TambiГ©n en ese caso, el viaje a ParГs fue fatal para Norman. Su matrimonio durГі casi diez aГ±os, pero luego ella volviГі a Francia con los hijos y, se separaron. Jean-Louis se volviГі un estilista como la madre y abriГі su atelier aquГ en Portland, mientas que Luc es un piloto de rally que vive en el Principado de MГіnaco.”
“ Pero están solteros, ¿verdad?”
“ SГ, pero Jean-Louis es gay y Luc vive a mГЎs de cincuenta mil millas de distancia. No tiene una buena relaciГіn con su padre y los demГЎs hermanos, por lo que viene pocas veces a los Estados Unidos.”
“ Sólo me queda Rufus, en resumen”, resopló Rachel contrariada.
“ ВЎOlvГdate tambiГ©n de Г©l! Tiene treinta aГ±os, es un atolondrado y estГЎ divorciado. Sobre Г©l sГ© muy poco, excepto que Norman conociГі a su madre en Nueva York, en una galerГa de arte donde ella exponГa sus cuadros. Fue la locura de una noche, pero ella quedГі embarazada. Г‰l le propuso matrimonio, pero ella lo rechazГі y seis meses despuГ©s de haber parido, se fue. DejГі a su hijo con Norman y desapareciГі, literalmente. No volviГі a tener ningГєn contacto con Norman y su hijo, que jamГЎs conociГі a la madre. Algunos dicen que Norman quedГі devastado, pero que querГa tanto darle una madre a su hijo, que se casГі de forma muy apresurada con la madre de Jean-Louis y Luc. Sin embargo, se dice que Rufus nunca fue del agrado de la nueva familia, a pesar de ser el mejor y un verdadero genio en la escuela. Rufus es el Гєnico que se graduГі y que siguiГі los pasos del padre. A pesar de ello, durante el Гєltimo aГ±o de la universidad, dejГі embarazada a su novia y las cosas comenzaron a ir mal. No pudo especializarse, comenzГі a dedicarse sГіlo a su hija ya que su pareja trabajaba como modelo y se habГa ido a vivir a Londres. Г‰l la siguiГі. Se casaron, pero por lo que parece, ella amaba demasiado divertirse como para estar casada y, finalmente lo dejГі. Г‰l volviГі a Portland hace poco, con la hija, sin trabajo y con el corazГіn en pedazos.”
“ Pobrecito…”
“ SГ. Y ahora tambiГ©n se dejГі crecer la barba como si quisiera esconderse. Una vez escuchГ© a Norman decir que Rufus se habГa cerrado con todos y que se habГa vuelto desconfiado. No dejaba que nadie se le acerque. Siempre creГ que el dГa que lo viera sin barba, hubiera sido el dГa en el que hubiera sabido que estarГa listo para recomenzar a vivir.”
“ Se lo merece, después de todo lo que pasó.”
Abigail y Rachel todavГa estaban hablando de los hijos de Norman cuando una joven mujer de cabello rojizo y ojos grises-verdes, se les acercГі.
“ ¿Abby?”, exclamó la mujer, llamando la atención de las dos jóvenes que estaban comiendo.
Abigail se dio vuelta de inmediato. Fuera de la oficina, todos la llamaban Abby.
“ ВЎEmma!”, la reconociГі de inmediato Abigail apenas la vio. “Hace mucho tiempo que no nos veГamos.”
“ Desde que Liza’s Books cerrГі y el Club del Libro dejГі de funcionar allГ. Por eso ahora vengo al Powell’s a comprar libros.”
“ Quizás conoces a Rachel. Ella también iba al Club del Libro”, la presentó Abigail.
“ Puede ser. HabГa muchas personas que frecuentaban el Club de Liza”, respondiГі Emma dudando. En realidad, no le parecГa que la hubiera visto jamГЎs.
“ No creo. Fui unas pocas veces”, dijo Rachel, segura de que se hubiera acordado de una mujer como esa. HabГa quedado sorprendida por la elegancia y la gracia de esa joven que, seguramente tenГa su misma edad. Todo en ella emanaba femineidad y clase. Desde la forma en que caminaba, su chignon perfecto que sostenГa su cabello rojo, su traje de tweed verde esmeralda de Chanel hasta su abrigo blanco color crema de Burberry.
“ Emma es diseñadora de interiores, pero le apasionan los libros y ahora escribe novelas”, la presentó Abigail con tono pomposo, que hizo enrojecer la piel clara y pecosa de Emma.
“ Hace poco me gradué en arquitectura con una especialización en diseño interior, pero eso es todo. Adoro leer y escribo sólo para pasar el tiempo”, dijo interrumpiendo las palabras de Abigail.
“ Mucho gusto de conocerte. Me llamo Rachel Moses”, se presentó Rachel dándole la mano.
“ ¿Eres la Rachel Moses de Sueños de Papel?”, exclamó sorprendida Emma.
“ SГ.”
“ ¡Adoro tu blog!”
“ Gracias.”
“ ВЎEs un placer conocerte! ВЎNo sabГa que eras de Portland!”
“ No me gusta hablar de mГ en las redes sociales”, le explicГі Rachel que adoraba el anonimato y siempre habГa sentido algo de molestia por la idea de compartir su vida con desconocidos. Incluso su foto de perfil era la imagen de una librerГa de Praga.
“ Te entiendo. Yo soy Emma Marconi.”
“ ВїMarconi como Marconi Construcciones?”, preguntГі sorprendida Rachel. La familia italiana Marconi era una de las mГЎs ricas de Portland y habГa hecho fortuna en la industria de la construcciГіn. No habГa una sola persona en Portland que no conociera la fama de los Marconi.
“ SГ, mi abuelo es Cesare Marconi, el fundador.”
“ ¡Vaya!”
“ Emma, ¿por qué no tomas un café con nosotras?”, se entrometió Abigail.
“ No quisiera molestar.”
“ Nos gustarГa y, estoy segura de que tendrГamos un montГіn de cosas para charlar.”
“ Está bien”, aceptó feliz Emma, sentándose con ellas.
Juntas pidieron un capuchino y una porciГіn de red velvet cada una.
Y como por arte de magia, en un instante, alrededor de esa mesa, cada una de ellas supo que habГa unido su destino al de las otras dos.
4
Esa noche Emma no pudo conciliar el sueГ±o por el email de Rachel.
Por primera vez en su vida habГa encontrado el coraje de hacer leer sus cuentos a alguien y estaba aterrorizada. AdemГЎs, Abigail le habГa avisado cuГЎnto era severa su amiga y que no tenГa ningГєn problema en hacer pedazos un manuscrito sino lo encontraba a la altura.
Desde hacГa dos meses salГa con esas dos muchachas, pero ya habГa comprendido que Rachel era una mujer dura, severa, determinada, perfeccionista, pero siempre estaba lista para ayudar a quienes querГa. Siempre se podГa contar con ella. Para cualquier cosa y en cualquier momento.
No se podГa decir lo mismo de Abigail que, a pesar de ser muy dulce, tierna y bonita, tendГa a dejarse llevar por la emociГіn y a ser ansiosa o a comportarse como una niГ±a que necesita consuelo.
Eran tan distintas como el dГa y la noche, pero se complementaban perfectamente.
Emma volviГі a pensar en el email de Rachel.
“ LeГ tu colecciГіn de cuentos. ВЎEmma, tienes talento de sobra! ВЎHas nacido para ser escritora! Te envГo mis anotaciones sobre los cuentos mГЎs hermosos que me has enviado. Trabajando un poco, pienso que podrГas ganar algГєn concurso literario. ВЎFelicitaciones! Siempre tendrГЎs todo mi apoyo si un dГa quieres publicar tus obras. Rachel.
P.D.: no se lo digas a Abby. Me acaba de enviar uno de sus cuentos y no sé cómo rechazarla sin hacerla llorar.”
JamГЎs hubiera pensado que un dГa Rachel Moses le habrГa dicho que tenГa talento.
HabГa llorado por la emociГіn y habГa escrito durante toda la noche
Esa maГ±ana hubiera querido dormir hasta el mediodГa, pero su abuelo la habГa llamado a las ocho de la maГ±ana diciГ©ndole que fuera a su oficina porque necesitaba hablarle urgentemente.
A menudo no entendГa por quГ© su abuelo la convocaba a la sede central de la Marconi Construcciones. Cuando se encontrГі delante del inmenso palacio, uno de los primeros que habГa construido el hombre cuando todavГa dividГa el trabajo de albaГ±il y el de empresario de la construcciГіn, Emma no pudo contener esa pequeГ±a preocupaciГіn que sentГa en el corazГіn cada vez que iba allГ.
“ Buenos dГas, seГ±orita Marconi. Su abuelo la espera”, la recibiГі de inmediato la secretaria, acompaГ±ГЎndola a la oficina del autoritario e influyente Cesare Marconi.
Apenas golpeГі la puerta, la voz fuerte y segura del hombre invitГі a la nieta a entrar.
Cruzar el umbral de esa oficina siempre fue un viaje al pasado para Emma.
La habitaciГіn era inmensa y donde ahora habГa un pequeГ±o salГіn de recepciГіn, antes hubo una pequeГ±a sala de juegos para niГ±os, amueblada con silloncitos de colores, alfombras con nГєmeros dibujados, cubos, Legos, cuadernos de dibujo, puzles y cientos de muГ±ecos. Todo para la nieta preferida del poderoso Cesare Marconi.
Un hombre hГЎbil, sin escrГєpulos, orgulloso hasta la mГ©dula, exigente y autoritario que habГa puesto a su imperio en el sector inmobiliario partiendo de cero… pero tambiГ©n un hombre amoroso y atento.
CuГЎntas veces le habГa contado a Emma su historia, partiendo desde su infancia pobre en la periferia romana en Italia, para luego hablarle de una adolescencia sin esperanzas o ambiciones, pasada rompiГ©ndose la espalda como albaГ±il, en lugar de estudiar, porque tenГa que ayudar a su familia.
Hasta el dГa en que su primo, Giulio Marconi, con quien habГa compartido toda su vida, lo habГa llevado a Estados Unidos en busca de fortuna.
De trabajar como albaГ±iles se habГan vuelto en poco tiempo en empresarios de la construcciГіn.
En diez aГ±os de trabajo duro consiguieron levantar la Marconi Construcciones y despuГ©s de muchos aГ±os la habГan convertido en una de las empresas mГЎs conocidas y solicitadas de OregГіn.
“ Marconi. No sГіlo un nombre, sino una garantГa de prestigio y solidez”, como decГa el slogan de la compaГ±Гa.
Fueron aГ±os de oro durante los cuales Cesare y Giulio Marconi crearon un verdadero coloso millonario, hasta doce aГ±os antes de que sucedieran algo grave y misterioso, y desde ese momento los dos inseparables primos se separaron sin volver a dirigirse la palabra. Ambos eran demasiado orgullosos para ceder, su pelea se volviГі en una disputa familiar en la que a los descendientes de Cesare les fue prohibido tener cualquier vГnculo con los lejanos primos descendientes de Giulio y viceversa.
La familia Marconi se separГі y nada fue como antes.
La Гєnica preocupaciГіn en comГєn entre los dos primos habГa sido la Marconi Construcciones, que se dividiГі dando lugar a la Marconi Inmobiliarias encabezada por Giulio, pero la escisiГіn fue tan secreta que sГіlo algunas pocas personas sabГan que las dos empresas eran dos cosas separadas.
“ Los trapos sucios se lavan en casa”, decГa su abuelo, que hizo de todo para que nadie supiera quГ© habГa ocurrido realmente. Del resto, el nombre Marconi era y debГa permanecer sinГіnimo de tradiciГіn, garantГa, solidez, prestigio y poder. HabrГa muerto antes que ver manchado el nombre de su familia.
Sin embargo, para Emma, Cesare Marconi no era sГіlo un hombre de Г©xito de casi ochenta aГ±os, todavГa pegado a su sillГіn para dirigir su empresa e impartir Гіrdenes como un comandante.
No, para ella era un padre, una madre, un mentor, un refugio…
Para Cesare no habГa nada antes de su familia, despuГ©s de que la esposa habГa muerto despuГ©s del cuarto embarazo, se habГa dedicado en cuerpo y alma para dar un futuro prГіspero a todos su hijos y nietos. Era un verdadero jefe de familia y, cuando llamaba, todos tenГan que responder como soldados pero para compensar, ningГєn Marconi habГa pasado hambre y cada miembro de la familia habГa sido involucrado en la empresa, ubicados estratГ©gicamente en las distintas filiales de la Marconi Construcciones.
Ya estaba decidido incluso el sucesor de Cesare: Alberto, su adorado primogГ©nito.
Era todo perfecto, hasta que una noche trГЎgica, a bordo de su coche, Alberto y su esposa Sarah, murieron dejando sola a su pequeГ±a hija de tres aГ±os en casa con fiebre.
Emma.
Cesare no se permitiГі llorar una sola lГЎgrima por el hijo y la nuera.
HabГa una niГ±a en quien pensar y, segГєn Г©l, no habГa nadie que pudiera volverse su tutor. Nadie excepto Г©l.
LlevГі a esa pequeГ±a niГ±a, silenciosa y timidГsima, con Г©l.
Al comienzo fue difГcil, porque Cesare tenГa una objeciГіn sobre cada ama de llaves, baby-sitter o asistente, tanto como para despedir a quince personas en tres meses.
Exasperado y con una empresa que llevar adelante, decidiГі llevar a la niГ±a a su oficina.
Le reservГі una parte de su oficina, le enseГ±Гі a hacer construcciones, a leer y luego a escribir, pero sobre todo la importancia del silencio porque ese era un lugar de trabajo donde no se podГa gritar, correr o llorar.
Emma resultГі ser una niГ±a extremadamente condescendiente y con un apego especial a ese abuelo que la llenaba de cariГ±o y atenciГіn.
Durante tres aГ±os Cesare no se separГі de su oficina, delegando al primo todos los viajes y conferencias, ya que en ese momento todavГa se llevaban bien.
DespuГ©s llegГі la escuela, el colegio y las vacaciones de verano en la casa en el lago de la familia de Giulio en Deschutes County, donde la esposa Renata reunГa a todos los nietos menores de quince aГ±os para hacerlos jugar y divertir juntos bajo su severa supervisiГіn.
Aunque si era muy rГgida y estaba llena de reglas, las vacaciones en el lago eran el momento mГЎs hermoso del aГ±o para Emma. Solamente allГ podГa estar con sus primos de primero, segundo o tercer grado y divertirse corriendo, jugando, gritando, ensuciare, tirare al agua incluso vestida… una decena de jГіvenes Marconi para disfrutar de la inmensa finca a los pies de las Cascade Mountains.
Todo hasta hacГa doce aГ±os atrГЎs. Luego no hubo mГЎs fiestas ni carcajadas.
Emma todavГa recordaba su cumpleaГ±os nГєmero trece.
HabГa llorado a escondidas de su abuelo porque extraГ±aba la fiesta en el lago con todos sus primos.
ВЎTambiГ©n recordaba su Гєltimo cumpleaГ±os en el que sus primos Salvatore y Aiden la habГan secuestrado a las siete de la maГ±ana de su cama, para luego llevarla en brazos hasta el lago y tirarla en el agua gritГЎndole “Feliz CumpleaГ±os!”.
El agua le entraba por la nariz, por la boca y por las orejas, pero nada le habГa impedido a Salvatore continuar, habГa regresado astutamente a la casa, bajo el ala protectora de la abuela Renata.
SГіlo Aiden se habГa quedado. Г‰l se quedaba siempre. Cerca de ella.
“ ВїY ahora quГ© vas a hacer? ВїMe exprimirГЎs como un trapo o me colgarГЎs en algГєn lugar para que se seque como una sГЎbana?”, le habГa preguntado Emma fingiendo estar enojada.
“ No, te quiero besar”, le habГa respondido simplemente Aiden acercГЎndose y posando delicadamente los labios sobre los suyos, antes de darle tiempo a reaccionar.
Fue un pequeГ±o y tГmido beso, pero eso habГa alcanzado para hacer delirar a Emma.
Ese fue su primer beso y haberlo recibido justamente de Aiden habГa sido el regalo mГЎs hermoso.
Cuando Г©l se separГі de ella, parecГa estar avergonzado y sentirse culpable, como si hubiera osado hacer algo prohibido, pero la amplia sonrisa en el rostro pecoso de Emma y sus ojos brillosos que lo habГan mirado lleno de cariГ±o habГa disipado cualquier duda. Con mГЎs coraje, volviГі a besarla con mГЎs seguridad y, cuando Emma lo rodeГі con sus brazos alrededor del cuello, habГa sentido que el corazГіn latГa mГЎs rГЎpido aГєn.
Para Emma ese momento fue como un sueГ±o.
“ Ahora estamos juntos, Вїverdad?”, le habГa preguntado la muchachita ingenuamente.
“ No sé si podemos.”
“ ¿Por qué?”
“ Eres mi prima.”
“ SГ, pero no en primer grado, por eso creo que se puede.”
“ Entonces está bien, pero tiene que ser un secreto.”
El dГa habГa pasado esplГ©ndidamente y nadie se habГa dado cuenta de nada, ya que Emma y Aiden eran inseparables desde mucho antes.
Sin embargo, para Emma ese idilio habГa durado sГіlo un dГa, antes de darse cuenta de que una vez terminado el verano no habrГa vuelto a ver a su noviecito hasta el prГіximo verano.
“ En realidad, el prГіximo aГ±o yo no vendrГ© mГЎs aquГ”, le habГa respondido Aiden, despuГ©s de escuchar sus preocupaciones.
“ ВїPor quГ©?”, habГa preguntado Emma tratando de ocultar el nudo en la garganta.
“ El próximo año cumplo dieciséis años y el abuelo Giulio quiere que vaya a hacer una práctica en la sede de Seattle durante todo el verano.”
Emma se habГa puesto a llorar desesperada y se habГa calmado sГіlo despuГ©s de que Aiden le habГa prometido que no hubiera faltado a su cumpleaГ±os nГєmero trece.
Pero, sГіlo un par de meses despuГ©s sucediГі una violenta pelea entre Cesare y Giulio, con la consiguiente separaciГіn de las dos ramas de la familia.
Cuando Emma intentГі pedir a su abuelo que invitara a Aiden a su cumpleaГ±os, Г©l se habГa enojado muchГsimo y habГa amenazado con castigarla, si hubiera osado pronunciar de nuevo ese nombre que ni siquiera era italiano.
HabГan pasado doce aГ±os desde entonces.
Doce aГ±os de cumpleaГ±os que se habГan vuelto mГЎs oficiales y formales.
Doce aГ±os durante los cuales habГa visto a Aiden sГіlo unas pocas veces en algГєn evento organizado por alguna otra persona que mГЎs tarde habrГa conocido la ira de Cesare y Giulio Marconi.
Doce aГ±os anclada al brazo del abuelo que la mantenГa siempre cerca suyo, listo para mantener a distancia a los “Marconi con la M minГєscula”, como decГa Г©l, y a protegerla de cualquier pretendiente o enamorado que hubiera tenido el coraje de acercarse a la que consideraba mГЎs que una hija, sino un verdadero pedazo de su corazГіn.
TГmida e insegura como era, Emma nunca habГa tenido la necesidad de liberarse de ese control morboso y asfixiante o de ir en contra de los deseos del abuelo y, si eso por un lado le imponГa muchas limitaciones sobre todo en el campo amoroso, por el otro la hacГa la Marconi mГЎs libre de la familia.
A diferencia de todos sus parientes, ella habГa podido permanecer fuera de las cuestiones empresarias, ya que era mujer y no tenГa un interГ©s particular por los negocios, como le recordaba a veces el abuelo.
“ Con esa carita tan dulce e inocente serГas la presa favorita de todos los tiburones de Portland… No, Emma, tu sГіlo tienes que pensar en terminar tus estudios y buscarte un buen marido que pueda cuidar de ti”, le decГa a menudo el abuelo. LГЎstima que no hubiera sido fГЎcil terminar los estudios de arquitectura y mucho menos especializarse en diseГ±o interior, ya que Cesare odiaba a los arquitectos tanto como a los dentistas y le parecГan sГіlo inГєtiles, a diferencia de los geГіmetras y de los ingenieros. AdemГЎs, no entendГa quГ© sentido tenГa estudiar tres aГ±os para aprender a decorar un ambiente. “¡Todos decoran su casa y nadie tiene esa especializaciГіn absurda que sГіlo los arquitectos podГan inventarse! ВЎQuГ© cosa inГєtil!”.
Por no hablar de la bГєsqueda de marido. El extenso examen y el interrogatorio al que se sometГa a cada pretendiente de la nieta no permitГa a nadie llegar a la tercera cita. ВЎNinguno estaba a la altura! Uno era demasiado snob, uno tenГa padres divorciados, uno no era catГіlico, uno no tenГa raГces italianas, uno habГa dejado el colegio, uno le habГa respondido mal… y asГ hasta el infinito.
Emma habГa intentado ver a algunos muchachos a escondidas sobre todo en el colegio, pero su abuelo tenГa ojos y orejas por todas partes.
“ Lo hago por tu bien. Un dГa me agradecerГЎs, hija mГa”, le respondГa siempre cuando Emma daba muestras de sufrimiento.
Sin embargo, su abuelo siempre habГa sabido ganarse su afecto con una cuenta en el banco ilimitada, que siempre le habГa permitido comprar todas las casas que querГa y decorarlas, o irse a vivir sola. Alcanzaba con que no dijera que se habГa graduado como arquitecta (estudio que Г©l no habГa aprobado jamГЎs) y que prometiera mantenerse alejada de los trepadores sociales y de la vida mundana.
Y Emma habГa aceptado. Por lo demГЎs, no tenГa necesidad de trabajar y habГa abierto un blog de arquitectura bajo un nombre falso, donde daba consejos sobre cГіmo reestructurar y decorar casas. No era un blog con muchos seguidores, pero habГa logrado abrirse camino en el laberinto virtual de la web.
Mientras tanto, tambiГ©n habГa comenzado a escribir algunos cuentos (siempre bajo un seudГіnimo), a frecuentar algГєn club del libro y a participar en el grupo del blog SueГ±os de Papel de Rachel Moses y de otras apasionadas de libros que intercambiaban consejos e informaciГіn para ayudar a escritores novatos a tener visibilidad y a mejorar sus obras.
Claro, no tenГa amigos y no salГa con nadie ademГЎs de sus primos y alguna vieja compaГ±era del colegio, pero ahora las cosas estaban cambiando.
El encuentro con Abigail Camberg y Rachel Moses le habГa cambiado la vida y ahora tenГa alguien con quien poder hablar abiertamente de sus pasiones y de sus sueГ±os.
“ Emma, hija mГa”, la recibiГі el abuelo apenas vio a la nieta entrar por la puerta de la oficina.
“ ВЎAbuelo!”, exclamГі feliz como una niГ±a corriendo a abrazar a ese viejo hosco que siempre la habГa amado como ningГєn otro.
“ ¿Cómo estás?”
“ Bien. ¿Y tú?”
“ He tenido mejores momentos”, murmuró el hombre sentándose en su silla presidencial detrás del escritorio e invitando a Emma a sentarse frente a él.
“ Mala seГ±al”, pensГі de inmediato Emma en alerta. Cuando iba a ver a su abuelo, Г©l siempre la hacГa acomodar en el saloncito, donde generalmente habГa siempre un tГ© o un cafГ© con dulces que la esperaban.
Pocas veces su abuelo la habГa hecho sentar delante a su trono y todas las veces habГa sido para regaГ±arla, como esa vez que habГa descubierto que se veГa a escondidas con un tal Clark que Cesare habГa definido como un “idiota holgazГЎn de un republicano”, o cuando peleaban porque Emma habГa decidido asistir a los cursos de arquitectura y no de economГa como se esperaba, o cuando le habГa comunicado que se iba a vivir sola a un altillo, o la Гєnica vez que habГa ido a una fiesta donde se habГa emborrachado con un solo whisky.
“ Lo lamento mucho, abuelo, que estés pasando un mal periodo. He hablado con Sally, la esposa de Salvatore, la semana pasada, y me dijo que el banco te rechazó el último préstamo”, respondió Emma, intentando distraerlo hablando de la Marconi Construcciones. Cosa que normalmente funcionaba.
“ Si, mi querida. Los tiempos dorados terminaron y esta crisis nos está cortando las piernas. De todas formas, tenemos pérdidas desde hace demasiado tiempo… ya llevamos cinco años que continuamos con este descenso al infierno y yo empiezo a no ver el final del túnel. No me sorprende que Giulio haya tenido un infarto. Después de tantos años trabajando duro para lograr algo de lo que estar orgulloso, ahora verse destruido por los bancos, con el consejo de administración que quiere vender las acciones a cualquiera que se divierta desarmando las empresas… Yo… yo…”, se enojó Cesare, pero después el cansancio y la fatiga respiratoria le fueron quitando las palabras.
“ Te lo ruego, tranquilГzate”, se asustГі de inmediato Emma yendo hacia Г©l y tomГЎndole la mano. Su abuelo tenГa setenta y ocho aГ±os y, si el corazГіn le funcionaba bien, no se podГa decir lo mismo de los pulmones despuГ©s de haber pasado aГ±os fumando como una chimenea. Los doctores le habГan quitado los cigarrillos y la pipa desde hacГa tres aГ±os, pero Г©l seguГa sufriendo de espasmos respiratorios por el estrГ©s.
“ TendrГas que ceder el puesto a uno de nosotros y retirarte, papá”, le habГa dicho su segundo hijo Samuele en una cena familiar, pero la mirada helada que habГa recibido como respuesta lo habГa enmudecido durante toda la velada.
“ Ya lo habrГa hecho si hubiera encontrado entre esa manada de holgazanes que viven entre algodones, al menos un hijo o un nieto merecedor y con el mismo fuego en las venas que yo”, le habГa dicho luego a Emma una vez que se quedaron solos.
“ Fui a ver a Giulio en el hospital unos dГas antes de su muerte, Вїsabes?”, le confesГі su abuelo trayГ©ndola de vuelta a la realidad.
Emma quedГі con la boca abierta. SГіlo pronunciar la palabra Giulio estaba prohibida en presencia de su abuelo y ahora le dejaba saber que ambos se habГan visto dos meses antes.
“ No me lo habГas dicho”, susurrГі Emma sorprendida.
“ Lo sГ©. El hecho es que supe que habГa tenido un infarto. Me llegГі el comentario que estaba muriendo, lleno de remordimientos por estos doce aГ±os alejado de Г©l por el loco amor por una mujer a la que no volvГ a ver, fui a verlo.”
Emma hubiera querido pedirle mil explicaciones: ВЎВїla pelea entre su abuelo y Giulio fue por una mujer?! Eso, si que no se lo esperaba. Por lo que sabГa, su abuelo todavГa estaba unido al recuerdo de su difunta esposa, la madre de sus cuatro hijos.
“ A diferencia mГa, Г©l ya habГa encontrado un heredero a quien dejar el mando”, continuГі el hombre.
“ ¿Quién?”
“ El hijo de Giacomo y Eleonor. Por lo que parece, del hijo más estúpido de Giulio nació el mejor nieto.”
“ ВїAiden?”, murmurГі apenas Emma que de todas formas habГa olvidado cГіmo pronunciar ese nombre en voz alta, desde que le habГa sido prohibido. Incluso si en realidad en cada uno de sus cuentos siempre habГa un bellГsimo e intrГ©pido Aiden que salvaba a la protagonista.
“ SГ”, respondiГі Cesare ligeramente contrariado. “Y ademГЎs es muy bueno. SГ© tambiГ©n que a la Marconi Inmobiliarias le estaba yendo mal y, sin embargo, todavГa estГЎ a flote y Giulio me confesГі que le debГa todo a Aiden. Me informГ© y es verdad. Ese muchacho ya se hizo un nombre en el mundo de los negocios y por lo que parece no es uno que anda con vueltas cuando se trata de cerrar un trato, incluso si aparenta tener una mГЎscara de hielo.”
De todas formas, Emma no recordaba siquiera la Гєltima vez que habГa visto a Aiden. HabГa pasado una eternidad.
“ Quien sabe cómo se convirtió…”, pensó.
“ Hace algunos dГas Aiden vino a verme. Me trajo una carta de mi primo en la que me pedГa que salvara nuestro nombre y a la familia. Se disculpaba por no haber sido siempre honesto conmigo y me imploraba que devolviera a la Marconi Construcciones su antiguo esplendor.”
“ Pero de todas formas está muerto.”
“ SГ, pero ya llevГ© la carta a un abogado y me dijo que tiene valor, por lo que puedo impugnar la herencia de Giulio. Sin embargo, no quiero destruir lo que hemos construido, es mГЎs quiero hacer que la Marconi vuelva a ser lo que fue, como Г©l lo pidiГі. Quiero cumplir su deseo.”
“ Tendrás que ponerte de acuerdo con Aiden.”
“ Ya lo hice y él aceptó.”
ВїTodo en una sola semana? Claro que su abuelo sabГa como mover cielo y tierra en poco tiempo.
“ Me alegro mucho”, respondió con cautela escondiendo la felicidad de poder ver nuevo a Aiden.
“” Quien sabe si Г©l tambiГ©n se acuerda de nuestro beso de hace doce aГ±os atrГЎs…””, pensГі soГ±adora y reconfortada por el hecho que, gracias a sus investigaciones secretas, sabГa que tambiГ©n Г©l estaba todavГa soltero.
“ A mà no.”
“ ВїPor quГ©?”, preguntГі Emma curiosa. ВїCuГЎndo su abuelo habГa aceptado hacer algo en contra de sus deseos?
“ Porque tГє eres parte del acuerdo”, le respondiГі aferrГЎndole las manos aГєn mГЎs y encadenГЎndola con una mirada que parecГa plata.
“ ¿Yo?”
“ SГ, queremos hacer una fusiГіn de las dos empresas, pero no queremos levantar mГЎs sospechas aГєn, asГ que hemos pensado en una uniГіn que distraiga de los verdaderos problemas y que castigue a la familia Marconi.”
“ Me parece una buena idea”, susurró Emma sabiendo cuanto se preocupaba su abuelo en no crear escándalos.
“ Emma no has entendido. La fusión se trata de tu matrimonio”, aclaró el hombre con voz sufrida.
Fue precisamente la palabra matrimonio la que desconectГі todas las neuronas del cerebro de Emma.
En contraposiciГіn, su corazГіn le hacГa sentir un ataque de taquicardia con triple salto mortal.
“ Tú y Aiden”, remarcó el abuelo creyendo que el silencio de Emma se debiera a la falta de comprensión de sus palabras.
Emma intentГі razonar.
Nada, las neuronas estaban todas en coma etГlico, borrachas de felicidad y anticipaciГіn.
“ Hija mГa, te lo ruego, respГіndeme. He llamado a Aiden antes de que llegaras porque tengo que confirmarle la fusiГіn, pero si tГє no quieres o no estГЎs de acuerdo…”
Emma intentГі decir algo, pero todo su sistema nervioso estaba apagado.
Se estaba recomponiendo, cuando sonГі el intercomunicador.
Era la secretaria. Aiden Marconi habГa llegado y querГa una respuesta.
Las palabras soeces que salieron de la boca de Cesare sorprendieron incluso a Emma que no estaba acostumbrada a ese lenguaje.
Ni siquiera golpearon, sino que la puerta se abriГі para dejar entrar a Aiden, seguido por la secretaria furiosa que continuaba a decirle que tenГa que ser anunciado.
“ Tengo una reunión dentro de una hora. No tengo tiempo para esperar”, le respondió de mala manera el hombre acercándose al escritorio con grandes pasos.
“ ВЎDios mГo!”, explotГі la mente de Emma recuperando un mГnimo de comportamiento frente al joven que estaba frente a ella y la miraba en estado de shock.
“ Mi marido… Aiden serГЎ mi marido”, le comunicaron las Гєnicas dos neuronas que se despertaron del coma. Emma permaneciГі con la boca abierta, todavГa con las manos de su abuelo entre las suyas y ligeramente apoyada en el escritorio, mientras sus ojos intentaban buscar al Aiden de quince aГ±os que recordaba en ese bellГsimo hombre que la miraba desde su altura de casi un metro noventa.
El rostro de Aiden se habГa endurecido en sus facciones y la boca carnosa estaba tensa en lugar de estar curvada con una de las magnГficas sonrisas que recordaba.
Sin embargo, los ojos eran siempre los mismos: grises como la plata con ligeros matices verdes. Lo opuesto de sus ojos que eran verdes con matices grises.
Gris- verde. El color clГЎsico de todos los Marconi.
Avergonzada, todavГa sorprendida por las palabras de su abuelo y por tener delante al hombre de sus sueГ±os, no osГі bajar la mirada por el cuerpo de Aiden, despuГ©s que habГa sentido cГіmo se le incendiaban las mejillas por esos hombros anchos y tensos bajo el traje elegante y esos rizos negros que disfrutaban haciГ©ndole cosquillas en el cuello en los que Emma querГa hundir los labios.
“ Emma”, repentinamente serio e inescrutable, antes de fijar sus ojos en Cesare. “Buenos dГas, Cesare.”
“ Hola”, alcanzó sólo a decir Emma intentando recomponerse.
“ Has llegado con anticipación”, lo agredió de inmediato el viejo.
Incluso si habГan decidido tener una tregua, era obvio que el odio entre los dos todavГa estaba vivo.
HabrГa sido precisamente ese matrimonio el que aplacara definitivamente los ГЎnimos y que les permitiera dejar atrГЎs el pasado.
“ Se adelantó una reunión extraordinaria luego de nuestra última charla y ahora el Consejo quiere una respuesta”, explicó enérgico y severo Aiden respondiendo a Cesare.
“ ¿Cómo te atreves a venir aquà a imponer órdenes?”, se enojó de inmediato el anciano.
“ Los tiempos apremian y lo sabes.”
“ ВЎNo necesito que un muchachito venga a decГrmelo! Recuerda que nacГ antes que tГє y que mientras tu todavГa usabas paГ±ales, yo ya habГa creado un imperio partiendo de la nada”, lo regaГ±Гі Cesare.
“ Un imperio que está colapsando”, rebatió Aiden haciendo enfurecer a Cesare que de nuevo fue sacudido por espasmos respiratorios que lo llevaron a toser y lo obligaron a intentar relajarse en el sillón, a pesar de las ganas incontrolables de echar de su palacio a ese insolente.
“ Abuelo, te lo ruego, cálmate”, se preocupó de inmediato Emma yendo al saloncito a llenar un vaso de agua para él.
Cuando el viejo se restableciГі lo suficiente, Emma decidiГі tomar la palabra, incluso si la mirada enfurecida de Aiden le resultaba amenazadora.
“ No veo por quГ© debemos seguir peleando, cuando estamos aquГ precisamente para ponernos de acuerdo… Un acuerdo que ya fue decidido por ambas partes”, balbuceГі Emma con la mirada que ya no sabГa sobre que o quien posarse para no avergonzarse aГєn mГЎs, mientras intentaba evitar pronunciar la palabra matrimonio para no morir de la vergГјenza.
“ ¡Tú no te casarás jamás con este insolente!”, respondió su abuelo entre un golpe de tos y el otro.
Emma hubiera querido responderle que, si Aiden aceptaba, se habrГa casado con Г©l y que lo habrГa seguido hasta el fin del mundo para poder estar con Г©l. Con o sin la bendiciГіn de su abuelo.
Sobre todo, ahora que lo habГa visto a pocos pasos de ella para enamorarla de nuevo, haciendo desaparecer como por magia los doce aГ±os de distanciamiento.
Sin embargo, sabГa que no era el momento oportuno para ciertas confesiones, si no querГa hacer colapsar a su abuelo y conectarlo a un respirador antes de morir de un infarto.
“ Abuelo, lo has dicho tГє tambiГ©n que este acuerdo nos sirve. La Marconi te necesita a ti… y a mГ. Sabes que harГa cualquier cosa para ayudarte. AdemГЎs, pensaba que querГas cumplir con la Гєltima voluntad de tu primo”, le dijo dulcemente, acariciГЎndole la espalda para calmarlo.
Como cada vez que Emma tocaba el tema inherente a Marconi Construcciones, Cesare se calmГі y, despuГ©s de algunas respiraciones largas, se rindiГі.
“ TГє no te mereces a mi nieta y tampoco a la Marconi Construcciones, pero lamentablemente en este momento no tengo elecciГіn, de todas formas, puedes quedarte tranquilo que, al primer paso en falso, te destruirГ©. Emma se estГЎ sacrificando por mi… estoy seguro de que no se casarГa jamГЎs por voluntad propia con alguien como tГє. Sin embargo, si la haces sufrir o la tratas mal, te harГ© pedazos a ti a tu acuerdo… Incluso si eso provoca un escГЎndalo internacional. ВїMe expliquГ© claramente?”, dijo entre dientes Cesare levantГЎndose de la silla y acercГЎndose al joven.
Emma hubiera querido detener a su abuelo y calmarlo, pero nunca lo habГa visto en ese estado y tenГa demasiado miedo como para hablar.
Atemorizada, se alejГі de los dos hombres y se puso a mirar el suelo.
“ Si Emma hace su parte de buena esposa, no habrá problemas”, respondió Aiden impertérrito, haciendo que a la muchacha el faltara el aire.
“ Emma será una buena esposa. Es una mujer seria, respetuosa, instruida, sin pájaros en la cabeza, apegada a su familia, con un gran sentido del deber y sabe permanecer en su lugar.”
“ Justo lo que necesito. No necesito nada más.”
ВїPor quГ© Emma sintiГі que se le helaba todo el cuerpo cuando escuchГі esas palabras?
Ella querГa un matrimonio de amor, romГЎntico, dulce, hecho de afecto, respeto y pasiГіn. Sin embargo, delante de ella se estaban repitiendo sГіlo las clГЎusulas de un contrato verbal y el apretГіn de manos entre los dos hombres que siguiГі luego, casi la hizo descomponer.
IntentГі acercarse a Aiden esbozando una sonrisa, pero Г©ste apenas la mirГі dirigiГ©ndole una mirada imperturbable y casi de ira reprimida, manifestada sГіlo por la tensiГіn en la mandГbula.
“ Aiden, yo…”
“ Mi secretaria te contactarГЎ durante el dГa para saber el dГa del matrimonio y darte todo lo que necesitas”, la interrumpiГі Г©l serio y formal.
“ En verdad pensaba que quizГЎs podrГamos hablar… solos”, intentГі temerosa Emma que hubiera querido tanto poder estar con Aiden sin la presencia de su abuelo.
“ Fija una cita con mi secretaria.”
“ Pero yo…”
“ Buen dГa, Emma. Cesare, hasta luego”, dijo el joven saliendo de la oficina a la misma velocidad con la que habГa entrado.
“” Yo no le gusto más. Se ha olvidado de mi””, comprendió Emma molesta y con un nudo en la garganta que le daba ganas de llorar.
“ No te preocupes, hija mГa. Encontraremos la forma para que te divorcies de ese maldito sin perder el apoyo y las acciones del Consejo de AdministraciГіn”, intentГі consolarla el abuelo que habГa visto la molestia y el dolor en sus ojos.
Pero Emma no querГa pensar en el divorcio antes de casarse. Ella querГa sГіlo ser feliz y realizar su sueГ±o romГЎntico que habГa tenido de niГ±a. Ella querГa a Aiden.
5
Diez meses despuГ©s, Emma y Aiden se casaron en Roma en la Iglesia de San Pietro in Montorio, donde se habГa casado tambiГ©n su abuelo, despuГ©s de un noviazgo veloz que Emma pasГі en Roma y que ni siquiera percibiГі, ya que despuГ©s del encuentro en la oficina de su abuelo, pudo ver a su novio sГіlo el dГa del compromiso en el que se anunciГі el matrimonio.
Fue una fiesta sumamente suntuosa, como habГa dicho Cesare y que mantuvo a Emma ocupada todo el tiempo sin respirar.
Ese dГa fue el peor de su vida, dividida entre invitados que no conocГa y la indiferencia de Aiden que se habГa limitado sГіlo a estarle cerca y que, cuando le puso el anillo en el dedo con un diamante tan grande como para sorprender incluso a la mujer mГЎs rica entre los presentes, no la habГa siquiera mirado a la cara.
Incluso la fatГdica pregunta: “¿Quieres casarte conmigo?”, estuvo mГЎs dirigida al pГєblico delirante por esa novedad que a ella. Emma no habГa podido contener las lГЎgrimas de infelicidad y se habГa limitado a asentir como si ese “SГ”, no quisiera salir de sus labios tensos por el dolor.
AdemГЎs, sus dos mejores amigas no habГan podido ir a Italia y ella se habГa encontrado mГЎs sola que nunca, bajo el peso de ese matrimonio por conveniencia del que no podГa hablar con nadie. Ni siquiera con Rachel y Abigail.
Eso no era lo que siempre habГa soГ±ado.
AdemГЎs, mientras ella organizaba el matrimonio en Italia, Aiden se habГa quedado en Portland, ocupado con la fusiГіn entre la Marconi Inmobiliarias y la Marconi Construcciones.
Esa distancia no le habГa permitido a Emma hablar ni una sola vez con Г©l. Ni siquiera por telГ©fono o email.
“ El seГ±or Marconi dijo que le da carta blanca”, le repetГa siempre la secretaria de Aiden cada vez que ella intentaba llamarlo para preguntarle quГ© menГє preferГa, quГ© tela para los manteles querГa, las flores…
SГіlo Miranda Wilson, su wedding planner, habГa mostrado un poco de indulgencia por esa esposa sola y desesperada en las garras de un matrimonio mГЎs grande que ella con cuatrocientos invitados, prensa y reporteros listos para filmar el evento mГЎs esperado del aГ±o, mientras los rumores ya hablaban de un matrimonio debido a un embarazo inesperado.
ВЎCuГЎnto hubiera deseado que fuera esa la verdad sobre su propio matrimonio!
Sin embargo, no podГa contarle a nadie de su dolor por esa uniГіn que la estaba devastando a cada instante.
Su abuelo le habГa pedido incluso que no les dijera nada a sus primos y parientes, por miedo que se filtrara la noticia.
Para todos, Emma y Aiden se habГan reencontrado y se estaban casando coronando su sueГ±o de amor de doce aГ±os atrГЎs.
El dГa de la ceremonia, Emma llegГі al altar con lГЎgrimas en los ojos y, cuando su abuelo intentГі detenerla, ella lo animГі para no darle un disgusto.
“ Emma, tГє no eres feliz”, habГa alcanzado a decir con voz ronca antes de llevarla al altar.
“ Lo soy, abuelo. Y lo seré aún más cuando Aiden y yo podamos estar juntos, solos, sin el estrés de tener que organizar eventos como éste.”
“ SГ, tienes razГіn. La luna de miel en el crucero acomodarГЎ todo.”
“ Claro, no veo la hora de partir…”, suspirГі Emma esperanzada. Su luna de miel durarГa tres semanas. Tres semanas en las que hubieran estado solos, libres para poder hablar, recordar el pasado, reГr juntos y contarse cosas… pero tambiГ©n de descubrir uno el cuerpo del otro.
Con la mente que vagaba sobre lo que habrГa ocurrido esa noche, alcanzГі a sonreГr y a iluminarse lo suficiente como para tranquilizar al abuelo.
Ese dГa incluso las ГЎnimas mГЎs insensibles se conmovieron frente a ese matrimonio con la misa en latГn, las notas conmovedoras y dulces del Гіrgano, la suntuosidad de la iglesia, el vestido sirena de encaje de Pnina Tornai que envolvГa el cuerpo de Emma con delicadeza, el viejo Cesare que tomГі el lugar del padre difunto de la muchacha acompaГ±ГЎndola al altar, donde le dio un cГЎlido beso en la frente antes de separarse de la nieta…
Todo fue conmovedor y romГЎntico. Todo, excepto la mirada helada de Aiden que hizo resbalar una lГЎgrima de tristeza sobre el rostro perfecto de Emma despuГ©s de ese beso rГЎpido en la comisura de la boca que habrГa tenido que sellar su uniГіn.
Afortunadamente, las lГЎgrimas de Emma fueron interpretadas por todos los presentes como una manifestaciГіn de alegrГa incontenible y felicidad.
Su Гєnica esperanza de acercarse al corazГіn de su esposo estaba en el viaje de bodas.
Lamentablemente esa noche la nave partiГі sin Aiden, bloqueado por una imprevista reuniГіn de emergencia en la Marconi Inmobiliaria, que lo mantuvo ocupado por videoconferencia toda la noche.
“ Posterguemos el viaje”, le habГa propuesto Emma, cuando hablГі con Г©l durante una breve pausa.
“ No hay necesidad… ВЎEs mГЎs, haz como si yo estuviera allГ! De todas formas, ВїquГ© es lo que cambia? Estoy seguro de que sabrГЎs disfrutar mejor de las vacaciones sin tu consorte que tan poco soportas”, le habГa respondido Aiden con la voz confusa.
“ Estás borracho”, comprendió Emma severa, pero Aiden ni siquiera respondió, debido a una llamada.
Cuando volviГі del viaje de bodas sola, a Portland, Emma intentГі hablar con Aiden muchas veces, pero sin Г©xito.
Definitivamente se dio cuenta del tipo de vida conyugal que habrГa tenido cuando consiguiГі llegar a la cuestiГіn “casa”.
“ Yo tengo un apartamento maravilloso en la Quinta Avenida. Es muy grande y estГЎ cerca de tu oficina. PensГ© que podrГas mudarte conmigo”, intentГі Emma tratando de no dejarse intimidar por esa mГЎscara de hielo que Г©l siempre tenГa con ella.
“ Yo también tengo una casa, aunque un poco apartada… tanto que a menudo me quedo a dormir en la oficina.”
“ Entonces, ВїdГіnde preferirГas estar?”
“ Si entendà bien, te gusta estar en tu apartamento.”
“ SГ”, le respondiГі Emma con una amplia sonrisa, finalmente contenta de poder enfrentar serenamente el tema. “Claro, pero sГіlo si a ti te gusta… yo me permitГ hacerte una copia de mis llaves”, continuГі Emma, dГЎndole un manojo de llaves que Г©l no quiso tomar.
“ PodrГas pasar por mi casa despuГ©s del trabajo, asГ te muestro el apartamento. PodrГa preparar la cena…”
“ No tengo tiempo”, la detuvo de inmediato él.
“ Pero tendremos que decidir dónde vivir”, dijo ella insegura.
“ Si tanto te gusta vivir en la Quinta Avenida, no veo por quГ© tendrГas que mudarte a otro lugar.”
“ Está bien… ¿Y tú?”
“ Yo no estoy nunca en casa. Estoy siempre de viaje y a veces me quedo aquà por la noche.”
“ Pero…”
“ No veo por quГ© tendrГa que molestarte.”
“ Aiden, yo… te lo ruego… tenemos que hablar...”
“ Disculpa, Emma, pero dentro de diez minutos tengo una reuniГіn con el Consejo y todavГa hay muchas cosas que discutir con tu abuelo, ya que quiere el control del 51% de las acciones de la Marconi Inmobiliarias”, la detuvo el hombre nervioso y apurado yendo a abrirle la puerta para acompaГ±arla.
“ ¿Y el apartamento?”, dijo Emma confundida.
“ ¿Por qué tenemos que cambiar nuestros hábitos y arruinarnos la vida con la presencia del otro, cuando nos alcanza con ese certificado de matrimonio que tenemos?”
Emma hubiera querido gritar que estaban casados, que ella todavГa estaba enamorada de Г©l, que querГa aprender a conocerlo y a amarlo como deberГa hacer una esposa con el marido, pero Г©l la llevГі delicadamente fuera de la oficina.
“ Buen dГa, Emma.”
“ ¿Puede un matrimonio hacer tanto daño?”, se preguntó cuándo volvió a casa, poniéndose a llorar.
“ ¿Cuántas lágrimas tendré que derramar antes de poder poner fin a esta tortura?”.
Y asГ comenzГі su vida de casada: conviviendo son su propia soledad y algunas llamadas de la secretaria de Aiden que le avisaba de algГєn evento o fiesta a la que habrГan tenido que asistir juntos, fingiendo ser la pareja mГЎs feliz del mundo.
Por amor a su abuelo, Emma se volviГі una gran actriz al lado de ese extraГ±o que todos llamaban su marido.
6
“ ВїOtro cafГ©?”, preguntГі Emma amablemente con su tono pacato y casi afectuoso que habГa aprendido a usar cuando se dirigГa a su marido en pГєblico.
“ No, gracias”, dijo Aiden avergonzado, casi sorprendido por sentir que su propia esposa le dirigГa la palabra mientras lo miraba con la habitual expresiГіn compuesta y cortГ©s, pero que esa maГ±ana no conseguГa no sentirse molesto por su cercanГa.
“ Lamento haber venido hasta tu casa a las siete de la mañana y sin siquiera avisarte. No volverá a suceder”, le repitió antes de hundir el rostro en el periódico para quitar la mirada del escote demasiado generoso por la bata de noche de seda de su esposa.
“ Ya te dije que no tienes que preocuparte. Ésta también es tu casa”, respondió Emma, intentado disimular la diversión que sintió cuanto vio a Aiden en su casa a la mañana temprano, con la camisa manchada de helado de fresas gracias a una niña un poco descuidada, y sin maletas por un problema en el aeropuerto cuando regresó de Chicago.
“ No sabГa dГіnde ir, porque en la oficina ya estГЎ tu abuelo esperГЎndome y mi secretaria estГЎ enferma. AdemГЎs, con el trГЎfico que hay a esta hora, me habrГa llevado mГЎs de una hora volver a mi casa.”
“ VerГЎs que dentro de un rato Carmen volverГЎ con una camiseta adecuada para la reuniГіn de Г©sta maГ±ana, para que puedas volver a la oficina sin dar la impresiГіn de haber sido vГctima de un helado de fresa”, le asegurГі Emma, refiriГ©ndose a su ama de llaves.
“ Gracias y de todas formas me iré apenas vuelva Carmen, asà podrás volver a dormir.”
“ Hoy yo tambiГ©n tengo que salir temprano. Tengo una cita”, le informГі Emma, apartando la mirada y permaneciendo vaga, a pesar de que querГa contarle todo sobre Abigail y su mudanza a una casa propia. Esa decisiГіn fue el resultado de los problemas que tuvo con su madre, con quien no habГa hablado durante dos meses, y de su deseo de intentar arreglГЎrselas por su cuenta, ya que ahora podГa permitirse pagar un alquiler gracias su ascenso como editora por la serie de cuentos de Rachel en la Carter House.
Sin embargo, ese nombramiento era parte de la vida que se habГa labrado en esa soledad y era lo Гєnico feliz que tenГa. No tenГa intenciГіn de permitir que Aiden se entrometiera en eso tambiГ©n, a riesgo de arruinarlo todo.
“ Recuerda que esta noche tenemos una cena de beneficencia a la que asistir”, se irritó de repente Aiden, aunque mantuvo un tono de voz neutro para enmascarar su molestia frente a la vaguedad de esa información.
“ EstarГ© allГ. ВїOtro cafГ©?”, preguntГі nuevamente Emma.
“ No, gracias”, respondiГі parco Aiden, que continuaba a mirar fijamente los artГculos de economГa del periГіdico, pero por mГЎs que se esforzara no conseguГa leer siquiera una lГnea por la agitaciГіn que le provocaba la cercanГa de Emma. TenГa el cabello suelto y algo despeinado que le caГa vaporoso por los hombros y la espalda como olas de fuego, su rostro desprovisto del maquillaje que normalmente cubrГa las pecas que siempre habГa adorado y soГ±ado besar una a una, sus ojos algo adormecidos, pero siempre temerosos e incapaces de mantener la mirada fija sobre Г©l, como si ella le temiera o Г©l le disgustara. Siempre tenГa esa expresiГіn de complacencia y cortesГa reverencial hacia Г©l. Incluso esa voz tranquila y gentil sГіlo intensificaba su sensaciГіn de frustraciГіn.
Hubiera querido hacerle perder el control, escucharla gritar, gemir con sus besos, susurrar lГЎnguidamente su nombre… pero por el contrario se encontraba frente a esa maravillosa estatua de Afrodita, con ese comportamiento que siempre le recordaba que Emma era suya, pero que no podГa tocarla ni tenerla.
“” El nuestro es un matrimonio por conveniencia y Emma se ha casado conmigo sГіlo porque ama a su abuelo, no a mГ””, se repetГa siempre cuando sentГa crecer el deseo y las ganas de cumplir con su rol de esposo.
HabГan pasado dos aГ±os desde que se casaron y todavГa creГa que estaba unido con la Гєnica mujer que habГa amado en su vida, pero todavГa no habГa conseguido hacer caer ese muro que habГa entre ellos desde el primer encuentro despuГ©s de doce aГ±os de distanciamiento. Un muro que se llamaba Cesare Marconi y que tenГa el control total de los sentimientos de la nieta, tanto como para obligarla tambiГ©n a ella a desaprobarlo y a despreciarlo, en su opiniГіn.
HabГa querido encontrar a esa muchachita de doce aГ±os que habГa dejado, pero no hizo falta mucho para alejarla. Primero con su negativa a reunirse con Г©l en su decimotercer cumpleaГ±os, a pesar de la promesa que le habГa hecho el aГ±o anterior, y luego con ese encuentro tres aГ±os antes en la oficina de Cesare.
Lo habГa sorprendido lo hermosa que se habГa vuelto pero, por otro lado, habГa perdido toda la audacia que tenГa de niГ±a, prefiriendo retroceder y esconderse detrГЎs de su abuelo que controlaba todo, llegando incluso a casarse con un hombre cuya vista ni siquiera podГa soportar.
Los Гєnicos momentos de aparente intimidad eran los relacionados con las cenas de su abuelo o los eventos pГєblicos, en los que tomaba su brazo y caminaban juntos, con el rostro relajado y sonriente, precisamente como la gente espera de la que siempre habГa sido definida como la pareja perfecta. ВЎPero no habГa nada perfecto en su uniГіn!
Todo era falso y tenГa como objetivo satisfacer los deseos de Cesare, que querГa que todos creyeran en su amor.
Aiden a menudo habГa tenido que contener su impaciencia, especialmente frente a esa encantadora esposa llena de gracia en todo lo que hacГa y decГa, pero siempre se habГa reprimido.
Eran sГіlo negocios, se repetГa, pensando en la fusiГіn entre la Marconi Construcciones & Inmobiliarias.
Pero la realidad era otra: no conseguГa separarse de Emma.
“ Aquà está su camisa, señor Marconi”, dijo Carmen, la empleada doméstica.
Aiden mirГі la hora. Era tardГsimo y por primera vez en su vida corrГa el riesgo de llegar tarde a una reuniГіn.
De inmediato, agradeciГі a la mujer y se cambiГі rГЎpidamente la ropa, quedГЎndose con el torso desnudo.
Estaba tan ocupado vistiГ©ndose que no se dio cuenta de la mirada sorprendida de su esposa que lo veГa por primera vez sin camisa.
“ Yo también voy a cambiarme o llegaré tarde”, murmuró a disgusto Emma, corriendo a la habitación para escapar de los pensamientos excitantes que le nublaban la mente.
TenГa el corazГіn que le latГa fuertГsimo y el deseo de tocarlo y acariciarlo, como siempre habГa soГ±ado, se habГa hecho tan fuerte como para asustarla y hacerle perder la cabeza.
Cuando volviГі a la sala, Aiden ya se habГa ido.
“ Al menos podrГa haber saludado.”
“ Si me lo permite, creo que se ofendió por su fuga a su habitación”, le dijo Carmen.
“ ¿Fuga? No estaba escapando.”
“ No sabrГa decirle, pero esa era la impresiГіn”, le respondiГі la domГ©stica con una encogida de hombros. Ella era la Гєnica que sabГa la verdad sobre su matrimonio y despuГ©s de aГ±os de servicio se permitГa decir lo que pensaba sin tantos preГЎmbulos.
7
Abigail tuvo que respirar profundo antes de poder tomar el iPhone sin hacerlo caer por el temblor. No le habГa alcanzado con la doble raciГіn de gotas de Rescue Remedy para detener la agitaciГіn y la ansiedad que la estaban aplastando.
“ Hola”, exclamГі de manera muy nerviosa, mientras seguГa corriendo por NW Lovejoy Street.
“ Hola, soy Eloise Lillians, la hija de Rosemary Dowson Lillians”, se presentГі una voz femenina tensa y frГa.
“ ВЎBuen dГa! Mire, ВЎestoy llegando!”, se apurГі a decir la muchacha apenas se dio cuenta que estaba hablando por telГ©fono con su futura –si todo iba como lo esperaba- dueГ±a de casa. “Tuve un pequeГ±o imprevisto, pero salГ de Lovejoy Street. Estoy a pocos metros...”
“ No se preocupe, señora Campert.”
“ Camberg”, la corrigió rápidamente. Odiaba a las personas que estropeaban los nombres y apellidos de los demás. “Señorita Abigail Camberg”, dijo con calma y precisión.
“ Ah, disculpe. Mi madre es anciana y un poco sorda. Debe haber entendido mal el apellido”, se justificó la mujer avergonzada.
“ No se preocupe”, murmurГі Abigail tГmidamente, incluso si hubiera querido responderle que la querida seГ±ora Rosemary no era sГіlo un poco sorda, sino totalmente carente de audiciГіn y ademГЎs se aturdГa, ya que ademГЎs de llamarla a menudo Campert, una vez le habГa incluso dicho que ya habГa hablado con su marido. LГЎstima que Otelo no hablaba y, excepto por sus dos queridas amigas, nadie sabГa de su mudanza.
“ De todas formas, la he llamado para informarle que lamentablemente mi madre fue internada hoy por un problema cardГaco y por ello vendrГ© yo a llevarle el contrato.”
“ Oh, lo lamento. Espero que no sea nada grave.”
“ No, por suerte, pero sabe cГіmo es… con la edad cualquier achaque se vuelve una preocupaciГіn y por eso los mГ©dicos prefirieron dejarla en observaciГіn por veinticuatro horas. Sin embargo, mi madre me pidiГі que cierre hoy el trato que tiene con usted por el apartamento en el segundo piso de Lovejoy Street. Yo me demorareГ©algunos minutos debido al trГЎfico, pero le he pedido a mi tГa, su futura vecina, que mientras tanto le dГ© las llaves de la casa para que no tenga que esperarme fuera.”
“ Se lo agradezco”, suspirГі Abigail tensa y emocionada, llegando al condominio de baldosas rojas, que pronto serГa parte de su vida.
HabГa pasado delante de ese edificio cada vez que iba a la tipografГa por Rachel, pero nunca hubiera pensado que un dГa, justamente allГ, en el segundo piso, esos ventanales ahora desnudos habrГan escondido su primer apartamento. Sesenta metros cuadrados de casa sГіlo para ella y su pequeГ±a familia.
Con el corazГіn que galopaba veloz como un caballo en la pradera infinita, corriГі dentro del edificio, saltando feliz esos escaloncitos de piedra beige, a los que pronto habrГa tenido que habituarse ya que no tenГa ascensor, hasta llegar al corredor del segundo piso, en el que habГa cuatro puertas color verde botella.
El color de las paredes rosa salmГіn contrastaba un poco con el de las puertas, pero no le importaba. ВЎYa adoraba ese edificio!
Estaba muy feliz porque, por primera vez en su vida, habrГa descubierto quГ© era ser absolutamente independiente, la libertad que tanto adoraba Rachel en sus discursos para hacerle olvidar la sombra angustiante de la soledad que temГa como la misma muerte.
“” No estГЎs sola, Abigail. Recuerda, sino te sientes bien sГіlo tienes que llamarme y vengo de inmediato. Incluso Emma dijo que estГЎ dispuesta a recibirte, sino llevas contigo a Otelo ya que es alГ©rgica al pelo de gato””, la habГa dicho Rachel algunos dГas antes.
Si habГa aceptado dar ese paso tan importante, habГa sido sГіlo gracias a sus palabras de aliento, ademГЎs de la terrible pelea con su madre dos meses antes.
EufГіrica, recorriГі volando todo el corredor hasta el nГєmero 204, la segunda puerta a la derecha.
HabГa casi llegado cuando vio a un muchacho apoyado en la puerta de ese que Abigail consideraba ahora su apartamento, mientras terminaba de fumar el tercer cigarrillo y tiraba la colilla en el piso, al lado de la alfombrilla, cerca de los restos de los otros cigarrillos.
“ ВїPero cГіmo se atreve?”, se indignГі de repente, pero antes de poder decirle nada quiso asegurarse que no fuera el nieto de la seГ±ora Rosemary u otro pariente con quien habrГa tenido que cerrar el trato.
“” Sólo falta que, por este maleducado, ¡me aumenten el alquiler, que apenas puedo pagar!””, pensó, acercándose al joven con cautela y con una sonrisa forzada en el rostro.
Cuando llegГі a dos metros de ese individuo despreciable que estaba llenando todo el corredor con un olor acre espantoso de sus cigarrillos, Г©ste finalmente se dio cuenta de su presencia y en una fracciГіn de segundo se enderezГі, apartГЎndose de la puerta, luego con un golpe del talГіn empujГі todas las colillas detrГЎs de Г©l.
Abigail se quedГі en estado de shock, mirando hacia las cenizas que habГan invadido y ensuciado todo el piso, hasta que el muchacho fue hacia ella, extendiГ©ndole la mano.
“ Mucho gusto, soy Ethan. Hablamos reciГ©n por telГ©fono”, dijo con una sonrisa cautivante y encantadora con la que, estaba segura, estaba intentando hacerle olvidar toda la suciedad que habГa delante de sus ojos.
Lo volviГі a mirar.
Era guapo, tenГa que admitirlo. TenГa un rostro bellГsimo que de inmediato llamГі su atenciГіn. Incluso los ojos color almendra y verde, escondidos detrГЎs del cabello rubio ceniza oscuro, eran interesantes, pero a pesar de la mirada seductora y el guiГ±o en sus ojos, no se le habГa escapado ese pliegue en los ojos.
“” Ojos que conocieron el sufrimiento””, reflexionГі, viendo tambiГ©n las ojeras que le oscurecГan el rostro. “”Alguien ha pasado algunas noches insomne, Гєltimamente.””
La barba descuidada y el olor a cigarrillo y humo que tenГa le daban un look muy particular, a pesar de que deberГa tener unos veintisГ©is o veintisiete aГ±os.
Incluso su boca le dio curiosidad con esa sonrisa peligrosa y fascinante… y esa comisura izquierda más elevada que la derecha, le hizo intuir que esas sonrisas eran más usadas para provocar y burlarse, que para alegrarse.
Ni muy alto, ni muy bajo, con un fГsico cuidado, era decididamente atractivo.
“ Tiene que haber un error”, respondiГі Abigail, viendo la desconfianza en sus ojos por su larga y silenciosa mirada sobre su aspecto. Emma se lo decГa a menudo, no mirar demasiado a la gente, porque eso no les gustaba a las personas y ninguno era un personaje de sus historietas o cuentos.
“ No entiendo.”
“ Yo no lo conozco”, le dijo amablemente, pero decidida a hacerse respetar. “Y esa puerta sobre la que estaba apoyado, es la puerta de mi apartamento”, explicó contenta.
La risa baja y gutural que saliГі de esa boca tentadora, la irritГі.
“ Te equivocas”, la interrumpió el muchacho, sacando otro cigarrillo.
El pasaje del formal al informal la puso nerviosa, porque sabГa que la estaba subestimando y le estaba faltando el respeto… algo muy frecuente, lamentablemente ya que, aunque tenГa veinticuatro aГ±os, en realidad casi nadie le daba mГЎs de diecisiete.
“ ВЎTГє te equivocas!”, se molestГі. “Y ahora ve a fumar a otra parte, ВЎsucio!”, dijo indicando toda la suciedad que habГa invadido el ingreso.
“ ВЎNi siquiera lo pienso! Yo me quedo aquГ. Tengo una cita. TГє, ademГЎs, Вїno deberГas estar en la escuela a esta hora?”
Abigail resoplГі indignada. ВїPero con quiГ©n creГa que hablaba?
“ Tengo veinticuatro años. Hace mucho tiempo que terminé la escuela”, murmuró molesta, dejándolo helado.
“ Oh, disculpa. CreГa que tenГas diecisГ©is aГ±os... pareces tan pequeГ±a.”
““ ¡Exagerado! ¡Sólo porque mido un metro cincuenta, no significa que sea una adolescente!””
“ Ves, por lo que parece, ¡quien se equivoca eres tú! Y ahora, saca esos zapatos sucios de mi ingreso y ve a esperar a tu cita a otra parte.”
“ Esta casa es mГa asГ que ahora vete, pequeГ±a”, respondiГі el muchacho, volviendo a apoyarse en la puerta y echГЎndole en la cara el humo del nuevo cigarrillo, que Abigail describiГі de inmediato como “cancerГgeno”.
“ ВЎВїIrme?!”, se enfureciГі todavГa mГЎs. “¡TГє debes irte! ВЎEsta casa pronto serГЎ mГa, por lo que no te permito tener ese comportamiento conmigo y matarme de cГЎncer de pulmГіn o de contaminar las paredes de este edificio!”
“ ВЎOh, demonios! TenГa que tocarme una de esas locas ambientalistas y fanГЎticas de la salud”, murmurГі entre dientes el muchacho, inundГЎndola de humo y haciГ©ndola toser.
“” Tendré que tomar al menos un litro de té desintoxicante esta noche, para deshacerme de todo este desperdicio””, reflexionó Abigail, ya angustiada al pensar en sus pulmones ennegrecidos y enfermos.
“ Yo no estoy loca. Yo amo y respeto al prГіjimo y al planeta. Claro que no se puede decir lo mismo de ti”, dijo ofendida, arrepintiГ©ndose de haber pensado por un instante que ese tipo fuera guapo. En realidad, era un monstruo de vicios y mala educaciГіn. “Y ahora te pedirГa amablemente que te vayas. Pronto llegarГЎ la propietaria de la casa para firmar el contrato de alquiler y preferirГa que no estuvieras. No quisiera que me relacionara contigo, como para que arruines mi reputaciГіn”, continuГі.
“ ¡¿Qué cosa?!”, gritó el muchacho furibundo, yendo hacia ella como un animal feroz.
“ Dije que te fueras”, repitió decidida a no dejarme intimidar.
“ ВЎOlvГdalo! Esta es mi casa. Ya me puse de acuerdo con la vieja”, se preocupГі Г©l, enojado.
ВїUn competidor? Pero ВїcГіmo era posible?
“ ¿La señora Rosemary?”, preguntó dudosa.
“ SГ, ella. Vine a ver el apartamento hace cinco dГas. Le dije de inmediato que me lo quedaba, ya que trabajo en el pub aquГ enfrente y ella aceptГі de inmediato mi propuesta.”
Abigail habГa visto la casa hacГa cuatro dГas, pero decidiГі no decirlo, ya que temГa perder el negocio por haber llegado despuГ©s. AdemГЎs, adoraba esa casa y estaba en una ubicaciГіn estratГ©gica, ademГЎs de ser muy espaciosa como para tener lugar incluso para Otelo y los demГЎs.
“ ВЎEste apartamento es mГo!”, se preocupГі enojada y angustiada por la idea de tener que pasar otro mes buscando casa.
“ Eres una boba, si crees que te dejaré esta casa”, la atacó él a su vez.
Los dos contrincantes estaban por comenzar una sanguinaria batalla de insultos, cuando de repente se abriГі la puerta delantera.
Una frГЎgil y delicada seГ±ora sobre los ochenta aГ±os saliГі y, ayudada por su bastГіn, vino hacia ellos.
“ ¿Los señores Camperg?”, preguntó con un tono de duda.
“ ВЎCamberg! ВЎAbigail Camberg!”, la corrigiГі Abigail, levantando la voz todavГa furiosa por esa discusiГіn.
“ SГ, soy yo. Ethan Campert”, respondiГі al mismo tiempo el tipo a su lado, levantando la voz.
Ni siquiera su leve sonrisa de triunfo se le escapГі mientras avanzaba hacia la dama.
“ Buenos dГas. Soy Teresa, la hermana de Rosemary Dowson. Lamentablemente mi hermana tuvo que internarse, pero me ha dejado las llaves del apartamento, diciГ©ndome que se las entregue hoy. MГЎs tarde llegarГЎ tambiГ©n mi sobrina con el contrato”, les informГі, dГЎndoles un manojo de llaves a cada uno, con las manos temblorosas y volviendo hacia la puerta.
“ Señora, ¿el apartamento para quién es?”, le preguntó nervioso Ethan.
“ Para ustedes.”
“ Nadie me habГa hablado de un compaГ±ero de departamento”, intervino la muchacha, pero la mujer no dio seГ±ales de haberla escuchado.
“” ¡Sorda como la hermana!””, pensó irritada.
“ Espere, la casa no puede ser para ambos. Esta muchacha está loca”, se entrometió el joven, haciéndola poner más nerviosa, pero la viejita les sonrió comprensiva.
“ Escúchenme. Tomen las llaves y entren en la casa. No está bien que esposa y marido discutan sus problemas personales en el corredor”, los regañó.
“ Nosotros no estamos casados”, aclaró Abigail inmediatamente, mientras intentaba detener las ganas de golpear la cabeza contra la pared para despertarse de esa pesadilla.
“ Tiene razón. Ni siquiera nos conocemos”, respondió el muchacho.
“ TendrГan que haberlo pensado antes de casarse”, dijo la viejita antes de encerrarse en su casa.
“ ¿Pero entendió lo que le dijimos?”, preguntó Abigail desmoralizada, dirigiéndose a Ethan.
“ Creo que es sorda”, murmuró él, mirando la puerta de la señora.
Ese dГa Abigail se prometiГі agregar tambiГ©n la sordera a su lista de “Enfermedades a no contraer por ningГєn motivo.”
DespuГ©s de un momento de desorientaciГіn y dudas, Ethan abriГі la puerta de la casa.
El interior era precisamente como se lo recordaba la muchacha: un pequeГ±o saloncito sГіlo con un divГЎn de tres cuerpos y un pequeГ±o soporte de TV de color blanco como la mesita frente al divГЎn, al que habrГa agregado un par de estantes para poner sus DVD y cursos de Pilates. AdemГЎs, Emma habГa prometido ayudarla con la decoraciГіn.
La cocina daba a la sala de estar con la mesa del comedor colocada para que se pudiera ver la televisiГіn mientras comГa... Lo que nunca sucederГa en esa casa, mientras ella viviera allГ.
La cocina blanca, simple y ligeramente deteriorada por los aГ±os era funcional pero discreta.
Una cosa que habГa adorado desde el comienzo era la gran terraza que unГa la cocina con la habitaciГіn principal. Daba casi toda la vuelta al apartamento y, aunque era un poco angosta, ya habГa tenido algunas ideas para organizar todas las macetas con hierbas aromГЎticas y medicinales que querГa tener para preparar tГ©s biolГіgicos y jugos frescos y especiados.
El minГєsculo corredor que unГa el ГЎrea pГєblica con el baГ±o y las dos habitaciones era oscuro y angosto, pero su fantГЎstica amiga diseГ±adora de interiores ya habГa llamado a su albaГ±il de confianza para hacer instalar lГЎmparas alГіgenas en el techo.
El baГ±o era pequeГ±o, pero tenГa el espacio necesario para un lavarropas y para las necesidades de Otelo.
Finalmente, las dos habitaciones completaban el apartamento.
Una era un poco mГЎs grande, pero en ambas habГa una cama matrimonial y un pequeГ±o armario. Abigail ya habГa pensado separar la ropa en base a la estaciГіn y poner una en la habitaciГіn que habrГa usado para dormir, mientras lo demГЎs lo hubiera dejado en la habitaciГіn de Otelo y de los otros.
VolviГі a mirar toda la casa y se sintiГі a gusto.
HabГa sГіlo un elemento extraГ±o: esa alma que vagaba y curioseaba entre la vajilla y el refrigerador, buscando quien sabe quГ© cosa.
“ ¿Qué estás buscando?”, le preguntó con cautela, acercándose.
“ Platos.”
“ ¿Platos?”, repitió confundida.
“ SГ, yo no tengo y la vieja me dijo que me habrГa dejado alguno, pero no los veo.”
“ HabrГa que comprarlos. En el Al Backtable’s siempre tienen ofertas de decoraciГіn”, dijo con la voz apagada. Estaba deprimida por esa situaciГіn que se habГa creado y ya no tenГa energГa.
“ QuizГЎs…”, suspirГі Ethan ausente. Por lo que parecГa no era la Гєnica que sufrГa por ese desastre.
“ ¡Aquà estoy!”, dijo una voz a sus espaldas, haciéndolos sobresaltar. “Discúlpenme, pero después del hospital me llamaron del trabajo y ahora tengo que irme rápidamente.”
Era la hija de la seГ±ora Rosemary Dowson.
“ Buen dГa”, la saludaron, intentando mostrar una sonrisa, a pesar del temor de ser descartados y dejados fuera para dar lugar al otro.
“ Buenos dГas, muchachos. ВїHan visto la suciedad que hay aquГ afuera? Alguien ha fumado y ha tirado todo al piso. ВїSaben quiГ©n fue?”, se quejГі la mujer.
“ No sabrГa. Yo no fumo”, se apresurГі de inmediato Ethan, ganГЎndose la clГЎsica mirada homicida de Abigail.
“ Yo tampoco fumo”, dijo Abigail, pero por la expresiГіn de la seГ±ora se dio cuenta que no le habГa creГdo.
“” ¿Prefieres creerle a este tonto antes que a m� ¡Machista!””, gritó su mente rencorosa.
“ ¿Entonces, la casa está bien? Les gusta, ¿no? ¿Está todo en orden?”, se apresuró a decir la mujer, sacando de la enorme cartera el contrato de alquiler arrugado.
“ En realidad, hay un problema”, dijeron al unГsono Abigail y Ethan.
“ Lo sГ©, lo sé… los platos. SГ, mi madre se olvidГі, aunque lo ha escrito en el inventario del contrato. Con todo lo que sucediГі, temo que tendrГЎn que ocuparse ustedes, pero no se preocupen. SiГ©ntanse libres de cambiar lo que quieran de la decoraciГіn, ya que es muy vieja. Decidan ustedes. Yo estoy aquГ a su disposiciГіn para cualquier aclaraciГіn o problema.”
“ ¡Exacto! De hecho, el problema es otro”, continuó severo Ethan.
“ Miren, el contrato estГЎ aquГ”, les avisГі la mujer irritada, apoyando en la mesa el contrato con la firma del propietario. SГіlo faltaban los detalles del propietario. “Pero si no te gusta la casa como estГЎ, sГіlo tienes que devolverle las llaves a mi tГa y marcharte. MaГ±ana vendrГЎ a ver el piso otra pareja con un niГ±o de cinco aГ±os y ya le han dicho a mi madre que la quieren urgentemente. Con o sin vajilla”.
“ Los platos no tienen nada que ver”, se alteró Ethan preocupado.
Aunque si le resultara antipГЎtico ese muchacho, Abigail tenГa que admitir que entendГa completamente su malestar, pero no pudo pronunciar una palabra por miedo a ser echada de la casa.
“ Entonces, no me queda otra opciГіn que decirles que tomen una decisiГіn, porque maГ±ana quiero el contrato firmado con el dinero del alquiler o las llaves del apartamento”, dijo nerviosa la mujer dirigiГ©ndose a la salida. “Y ahora, si me disculpan, ВЎtengo que irme corriendo en este dГa terrible! ВЎLuego mi madre, ahora el trabajo! No puedo mГЎs.”
Ni siquiera les dio tiempo de responder o saludarla que ya habГa corrido hacia las escaleras dirigiГ©ndose al automГіvil aparcado en doble fila.
“” Menos mal que estaba disponible para cualquier aclaración””, pensó la muchacha furibunda.
“ ¿Y ahora qué hacemos?”, murmuró enojada, sentándose en el diván polvoriento y lleno de ondulaciones. Probablemente estaba lleno de ácaros, pero estaba demasiado cansada y abatida como para limpiarlo antes de sentarse.
“ De verdad, no lo sé. Lo único de lo que estoy seguro es que no puedo seguir durmiendo en el diván del pub por mucho más tiempo.”
“ ¿No tienes una casa donde estar?”
“ No. El Гєltimo apartamento donde vivГ lo compartГa con un amigo, pero hemos peleado y prГЎcticamente me ha echado”, confesГі Ethan, sentГЎndose a su lado.
“ ВїCГіmo es posible?”, preguntГі curiosa. Estaba obsesionada con los detalles de la vida de los demГЎs, que despuГ©s le gustaba adaptar y usarlos para escribir historias. Le faltaban tres meses antes del vencimiento de la fecha del concurso literario “Vagando entre lГneas”, y todavГa no habГa escrito una sola pГЎgina. De verdad necesitaba una inspiraciГіn.
Ethan la mirГі enmudecido, antes de responderle con otra de sus falsas sonrisas.
“ ¿No sabes que la curiosidad mata al gato?”.
“ SГ, pero la satisfacciГіn lo trajo de vuelta, como dice el proverbio”, respondiГі, haciГ©ndolo sonreГr.
Finalmente, una sonrisa sincera, incluso si fue breve como un relГЎmpago en el cielo.
“ ¿Tú? ¿Por qué quieres tanto esta casa? ¿No puedes buscarte otra?”, cambió de tema Ethan.
“ Me llevГі un mes encontrarla. Me gustГі desde un principio y hay espacio para todos nosotros”. AdemГЎs, podГa ir y venir de las casas de Rachel y Emma como habГa hecho durante esos dos meses, desde que habГa escapado de casa.
“ ¿Nosotros?”, repitió el muchacho alarmado.
“ SГ. Otelo, mis tesoros y yo.”
“ ¿Te refieres a tu novio y tus hijos?”
“ Mi novio felino”, admitió enrojeciendo. No era su culpa si adoraba locamente a ese diablillo. “Y los otros animales que tengo, pero están todos en jaula.”
No le gustГі la mirada de asombro y burla de Ethan, pero sabГa que aquellos que no tenГan animales no podГan entender el amor por un gato o un hГЎmster.
“ Imagino que nunca tuviste un animal”, dijo mirándolo como si fuera una persona inútil y carente de sentimientos.
“ No, jamГЎs. A veces no puedo ocuparme siquiera de mГ mismo, imagГnate si me hago cargo de un perro u otro animal.”
“ Bien, yo tengo muchos animales. Los adoro y, aunque me voy de casa, he decidido llevarlos conmigo. JamГЎs podrГa dejarle Otelo a mi madre despuГ©s de ocho aГ±os de convivencia llenos de ronroneos y mimos. AdemГЎs, Г©l me necesita. No podrГa abandonarlo... nadie lo entiende como yo”, intentГі explicarle, pero Ethan por respuesta resoplГі, levantando los ojos al cielo.
“” ¡Insensible ignorante!””
“ De todas formas, no tengo otro lugar adonde ir, mientras tú tienes a tu madre, ¿verdad? ¿No puedes quedarte con ella?”
Hablar de su madre la hizo estar mal y volver a pensar en su Гєltima pelea y al motivo por el cual habГa escapado de casa, literalmente.
Su traiciГіn todavГa dolГa. TodavГa no habГa sido capaz de olvidarlo y realmente esperaba que tener su propia independencia la ayudara a olvidar o al menos a perdonarla.
“ No, no puedo”, susurró entre lágrimas.
“ ¿Por qué?”
“ No tengo ganas de hablar de eso”, murmuró de repente triste y sola.
“ ¿Y tu padre?”
“” ВїMi padre? SГ, Г©l… quien sabe dГіnde estГЎ.””
“ MuriГі antes de que naciera”, respondiГі como habГa hecho siempre hasta dos meses antes, mientras intentaba contener la ansiedad que sentГa desde que habГa sabido la verdad.
“ Lo lamento. Disculpa.”
“ No te preocupes. Ni siquiera lo conocГ, por lo que no tengo recuerdos tristes de Г©l”, suspirГі, dГЎndose cuenta de que era la Гєnica cosa sincera y verdadera que le habГa quedado despuГ©s de ese terrible episodio.
“ Escucha, entiendo que tú también tienes problemas, pero para mà es verdaderamente muy importante mudarme aquà lo antes posible.”
“ TambiГ©n para mГ.”, resoplГі desesperada, intentando que Г©l se apiadara.
Por un momento sus respiraciones se mezclaron por la cercanГa, pero luego Г©l se levantГі de golpe y tomГі otro cigarrillo con gesto nervioso.
ВЎNo conseguГa entender a ese muchacho!
“ ¿No puedes dejar de fumar?”, se quejó asustada de las posibles consecuencias del humo en sus pulmones.
“ Me ayuda a pensar.”
“ Te ayuda a morir, en todo caso”, lo corrigió.
“ No tengo miedo de morir”, sentenció, encendiendo el cigarrillo.
“ Yo sГ”, confesГі aterrorizada. “Entonces si quieres matarte, ve a la terraza, por favor. Y ten en cuenta que si te tiras harГЎs menos daГ±o al agujero de ozono y es una muerte mГЎs rГЎpida y menos dolorosa.”
“ ¡Qué molesta!”, gruñó Ethan, yendo a la terraza.
Desesperada y sola, intentГі llamar a las Гєnicas dos personas en el mundo que eran capaces de entenderla: Emma y Rachel. Necesitaba su consejo y que le dijeran quГ© hacer. Nunca habГa sido buena en tomar decisiones autГіnomamente.
Lamentablemente Emma tenГa el telГ©fono ocupado y no le respondiГі, asГ que le dejГі un mensaje, mientras en la oficina de Rachel respondiГі Kerry, la secretaria, diciГ©ndole que su amiga estaba en una reuniГіn y no podГa ser molestada.
Desilusionada y amargada mГЎs que nunca, se dirigiГі deprimida hacia el balcГіn, preguntГЎndose cuanto podГa doler golpearse contra el pavimento cayendo del segundo piso.
“ Mejor lo dejamos asГ… desafortunada como soy, corro el riesgo de sobrevivir y quedar paralГtica por el resto de mi vida”, reflexionГі mientras Ethan apagaba el cigarrillo en la baranda de la terraza.
“ ¿Puedes fumar sin ensuciar toda la casa?”, le dijo molesta.
Lo vio mirarla como si fuera una pobre loca.
“ Tú encuéntrame un cenicero y yo te llevo a vivir conmigo”, exclamó después de un largo momento de duda.
“ ВЎВїQuГ© cosa?! ВЎAdemГЎs, como mГЎximo serГa yo quien te lleve a vivir conmigo y no el contrario! Pero, de todas formas, ВЎno sucederГЎ! OlvГdate de vivir aquГ conmigo”, se preocupГі sorprendida.
Ya se imaginaba: la Cenicienta del siglo veintiuno. Cubierta por cenizas de cigarrillo de su prГncipe misГЎntropo y sucio.
“ Te dirГ© la verdad: en realidad no podrГa pagar un alquilar tan caro yo solo, ya que en el pub el sueldo es de hambre. Ya habГa pensado buscar un compaГ±ero de apartamento. Por eso habГa querido dos habitaciones. Seguramente mi idea de compaГ±ero de apartamento no consideraba a una muchacha que parece una niГ±a, con problemas mentales y que encima tiene un gato… sin embargo, uno necesita conformarse en la vida y saber adaptarse a cada situaciГіn, Вїno?”, reflexionГі Ethan, ignorando sus protestas. “AdemГЎs, estoy seguro de que contigo no encontrarГ© nunca la casa sucia o desordenada y cada tanto podrГas cocinar para los dos. QuizГЎs incluso podrГas serme Гєtil.”
“ ¡Yo no soy y no seré jamás tu sierva! ¡Pero ten por sentado que conmigo la casa siempre estará impecable y también soy una muy buena cocinera!
“ ¡Bien! Entonces, piénsalo. Te propongo que vivamos juntos. De esa manera, estamos todos contentos.”
“ Todos, excepto yo. Yo quiero estar sola. Y además contigo en casa, ¿dónde pondré a Otelo y los demás?”, se lamentó.
“ Nos acomodaremos. Lo importante es que tus animales no me molesten cuando duermo. El pub estГЎ abierto de noche, por lo que duermo de dГa hasta la hora del almuerzo y no quiero ser molestado.”
ВїCГіmo podГa hacerlo tan fГЎcil? ВїSГіlo ella veГa problemas y peligros en todas partes?
““ Nuestra convivencia serГa una guerra permanente, basada en la incompatibilidad de carГЎcter””, hubiera querido responder.
“ Hay algo que no has considerado”, reflexionГі dГЎndose un aire de sabidurГa y conocimiento.
“ Te escucho.”
“ Yo no te conozco y no confГo en ti.”
“ Yo, por el contrario, te conozco, por lo que sГ© en quГ© lГo me estoy metiendo y no confГo en nadie. Y con eso”.
“ Tú no me conoces.”
“ SГ. Eres la prueba viviente de que nosotros, los hombres, seres con errores que pensamos principalmente con las partes bajas, no somos tan estГєpidos como para estar con una loca ambientalista, hipocondrГaca y aterrorizada hasta de su sombra, como tГє.”
“ ¿Qué estás insinuando?”, respondió.
“ Nada. Digo sГіlo que la belleza no lo es todo. MГrate, eres hermosa y estГЎs soltera. AlgГєn motivo habrГЎ, Вїno? Por lo que parece, tus hermosos ojos azules no son suficientes como para hacer olvidar la locura que hay detrГЎs de tu hermoso rostro”, le respondiГі pasando el dedo Гndice por su mentГіn como para remarcar sus propias palabras.
Si por un momento su toque combinado con ese medio cumplido en su rostro la habГa hecho vacilar, se encontrГі soplando como una vГbora a la que le hubieran pisado la cola.
“ ВїY tГє como sabes que yo no tengo novio?”, explotГі preguntГЎndose si lo tenГa escrito en la cara que estaba tristemente soltera, despuГ©s de una marea de historias fallidas.
“ Si asГ fuera, ya habrГas corrido hacia Г©l, en lugar de estar aquГ suplicГЎndome que te deje este apartamento.”
“ Ya no te soporto. ¡Piensa si vamos a vivir juntos!”, dijo enojada.
“ AlcanzarГЎ con mantener los espacios separados. AdmГtelo, nunca has vivido sola o lejos de tu madre hasta ahora.”
“ Es la primera vez, ¿ok? Y tú la estas transformando en una pesadilla.”
“ Si eso es lo que piensas, la puerta está allá. Vete.”
“ No, espera”, se alarmó. “Intenta entenderme. Yo no te conozco.”
“ Me llamo Ethan Campert. Soy barman en el pub Misothis, aquГ enfrente. Estoy felizmente soltero pero cada tanto me gusta divertirme por lo que, sГ, podrГas encontrar alguna muchacha que se queda a tomar el desayuno con nosotros. Si te tranquiliza, no me gusta acostarme con las mujeres en contra de su voluntad y ademГЎs del cigarrillo, no tengo otros vicios. AdemГЎs, no robo y no he asesinado nunca a un compaГ±ero de apartamento mientras dormГa… por ahora.”
ВїPor quГ© esa Гєltima frase la hizo entrar en pГЎnico, en lugar de calmarla?
Preocupada, hizo la Гєnica cosa que podГa calmarla: encontrarse con sus amigas. Estaba segura de que Rachel le habrГa dado el mejor consejo gracias a su lado prГЎctico y objetivo, mientras que Emma tenГa el don de quitarle todas sus dudas.
8
“ Estaba en una reuniГіn, Abby”, le respondiГі Rachel, que siempre conseguГa permanecer impasible ante sus lГЎgrimas.
“ Tendrás otra”, murmuró Abigail, llorando desesperadamente.
“ Soy la directora de la serie de narraciones de la Carter House, ahora. No puedo dejar a mi equipo en mitad de una reuniГіn sobre las tres prГіximas ediciones, incluida la ediciГіn econГіmica para quioscos de la novela de Emma. Es mГЎs, todavГa no recibГ la ediciГіn de La esposa del prГncipe , que tienes que enviarme con las modificaciones que te pedГ.”
“ ¡Rachel, ahora no! ¡No ves que estoy en plena crisis existencial!”, gritó destruida, llevándose el frasco de flores de Bach, que siempre llevaba consigo en caso de un ataque de pánico.
“ ВЎDeja esas gotas y hГЎblame! Me has hecho cancelar una reuniГіn. ВЎAl menos explГcame quГ© pasГі! Es obvio que, si no has podido esperar hasta la noche para encontrarnos con Emma, significa que algo pasó… algo poco agradable.”
“ ¡Poco agradable es un eufemismo! ¡Fue un auténtico desastre, Rachel! ¡Anduvo todo mal!”.
“ ВїPero cГіmo puede ser? HabГas dicho que la seГ±ora Dowson estaba contenta de alquilarte su apartamento.”
“ ¡Precisamente es culpa de esa vieja sorda! ¿Te acuerdas de que siempre me llamaba Abigail Campert?”
“ SГ, nos reГamos de eso. Pobrecita, es un poco sorda. Sabes, con la edad…”
“ ¡La edad un demonio! Existe de verdad un Campert, pero no soy yo. Se trata de Ethan Campert.”
“ ¡¿Ethan Campert?!”, repitió confundida Rachel.
“ ВЎSГ! Y Г©l dijo que quiere esa casa a cualquier precio porque no puede seguir durmiendo en el sofГЎ del pub.”
“ Abigail, cálmate. ¡No estoy entendiendo nada! Ahora, ¿qué tiene que ver un pub contigo? ¿Y quién es este Ethan Campert?”
“ Ethan es el presumido muchacho maloliente que encontré fumando delante de la casa. La señora Rosemary le prometió la casa también a él, pensando que nosotros fuéramos la señora y el señor Campert.”
“ ¿Marido y mujer?”, comprendió Rachel.
Abigail asintiГі decidida y la amiga se puso a reГr.
“ No hay nada de quГ© reГrse. ВЎEs una tragedia! ВїSabes lo que me dijo? Ha dicho que soy la prueba viviente de que los hombres no son tan estГєpidos como para estar con una loca ambientalista hipocondrГaca y aterrorizada de la propia sombra, como yo, aunque si soy guapa”, le dijo molesta y ofendida, pero la otra se puso a reГr aГєn mГЎs fuerte. “Rachel, asГ no me estГЎs ayudando. Yo estoy muy mal y tГє te rГes.”
“ Disculpa, es sólo que este Ethan, parece ser alguien que ya has visto antes, ¡ha sabido describirte muy bien! Tienes que haber dado lo mejor de ti.”
“ Tú no entiendes. Él es sólo un maleducado y, ahora que me ha pedido que compartamos el apartamento, entré en crisis.”
“ ВїTe pidiГі que fueras a vivir con Г©l, a pesar de haberse dado cuenta de que eres hipocondrГaca y todo lo demГЎs?”, se maravillГі Rachel, pero Abigail le respondiГі con una mirada homicida que quitГі la sonrisa divertida de la amiga del rostro. “En definitiva, ВЎes un tipo con coraje!”
“ ВЎRachel! ВїEres amiga suya o mГa?”, la regaГ±Гі.
“ ¡Tuya! ¡Siempre y a pesar de todo!”, aseveró Rachel.
“ ¿Qué está pasando?”, las interrumpió la voz cálida y dulce de Emma que entró en la oficina.
“ Oh, ¡Emma!”, se puso a llorar de nuevo Abigail, sabiendo cuánto era sensible Emma, al contrario de Rachel.
“ Tesoro, ВїquГ© sucediГі? Rachel sГіlo me escribiГі que viniera lo antes posible”, le explicГі, abrazГЎndola dulcemente. “Yo ya habГa organizado una noche de festejo en el Bounce y hoy a la tarde ya habГa concertado una cita con mi personal de mantenimiento para elegir las lГЎmparas para tu lГєgubre pasillo y para llevar las cajas al nuevo apartamento, que no veo la hora de conocer.”
Abigail se puso a llorar aГєn mГЎs fuerte. SГіlo Emma sabГa cГіmo hacerla sentir siempre adorada y mimada. Adoraba estar con ella.
Amaba tambiГ©n a Rachel, pero Emma era especial.
Sin embargo, ambas eran extraordinarias: si Emma tenГa el don de saber consolar y dar afecto, Rachel por el contrario sabГa motivar e impulsar a las personas para que tengan confianza en sГ mismas… y odiaba las lГЎgrimas. Gracias a ella se habГa dado cuenta que tenГa talento como editor, por lo que Rachel la habГa contratado y le habГa confiado las ediciones de su serie. Por el contrario, en lo que referГa a la escritura, segГєn Rachel, todavГa era inmadura porque los personajes de sus historias eran demasiado superficiales y falsos. “Tienes que dejar de idealizar a las personas. Intenta darles un enfoque realista a tus personajes. Eres inteligente, Abigail. Escribes bien y tus cuentos capturan la atenciГіn, pero todavГa no estГЎs lista para una novela real”, le decГa a menudo.
“ Por lo que parece, se entrometió un cierto Ethan Campert y ahora son dos los que quieren el apartamento”, le explicó brevemente Rachel.
“ ¿Cómo pudo pasar?”
“ La querida Rosemary, sorda como es, entendió Campert en lugar de Camberg y asà dio por supuesto que Abigail fuera la pareja de este Ethan.”
“ Un simpático e inesperado juego del destino”, respondió Emma.
“ Ahora Г©l le pidiГі que compartan el apartamento y asГ, aquГ estamos”, se entrometiГі de nuevo Rachel.
“ ¿Y tú qué has decido?”, le preguntó Emma un poco preocupada por su amiga.
“ Yo… yo… no lo sé. Ni siquiera conozco a este Ethan Campert. ¿Y si fuera un asesino serial y me mata mientras duermo?”, respondió Abigail asaltada por el miedo que le llenaba la cabeza.
“ Encontrar asesinos seriales en Portland en mГЎs difГcil de lo que parece, Вїsabes?”
“ Sin embargo, Г©l la conoce bien”, dijo Rachel. “Dijo que Abigail es hipocondrГaca y que se aterroriza de su propia sombra.”
Incluso Emma se puso a reГr seguida por Rachel, dejando atГіnita a la joven. ВЎNo podГa ponerse a reГr ella tambiГ©n!
“ No hay nada divertido”, mintió Emma frente a su mirada. “Abigail, tesoro, ¿cómo estás? ¿Qué piensas de éste tipo? ¿Es un tipo confiable, por lo menos?”
“ Ethan Campert es odioso”, declarГі solemne. “Es antipГЎtico, insensible, frГo, estГєpido, malo, sucio y… fuma”, precisГі, bajando la voz sobre la Гєltima palabra como si fuera un insulto.
“ ВЎTerrible!”, respondiГі Emma que no querГa tomarla demasiado en serio, pero que a pesar de eso, volviГі a abrazarla con afecto.
“ SГ, estoy segura de que ya tengo cГ©lulas tumorales en los pulmones por su culpa”, se angustiГі.
“ Oh Dios, ¿no me digas que has hecho una escena por el humo?”, dijo Rachel.
“ ¡Claro! ¡Ensució toda la casa y ahora yo también corro el riesgo de tener serios daños en los pulmones por lo que me ha hecho respirar hoy en su presencia! Ni hablar del calentamiento global y…”
“ ¡Oh, no! ¡Abigail, te lo ruego, no puedes hacer siempre esas historias! Ya te lo expliqué que los hombres se asustan”, la interrumpió Emma, que sus relaciones terminaban muchas veces por culpa de sus propias ansiedades, que la llevaban a tener miedo a enfermedades y catástrofes naturales por la contaminación.
“ ¡Pero es verdad!”, protestó.
“ Lo sГ©, pero mucha gente prefiere vivir en la ignorancia y tener cerca a una bella muchacha, antes que a una reportera de la CNN que aterroriza a todos con hipГіtesis apocalГpticas o probabilidades de contraer enfermedades degenerativas o mortales.”
“ ВЎYo no soy asГ!”, se defendiГі Abigail ofendida.
“ ВЎTГє eres asГ!”, la contradijo Rachel. “Eres la Гєnica persona que conozco que tiene una lista llamada “Enfermedades a no contraer jamГЎs”. Generalmente las mujeres tienen listas como “SueГ±os en el cajГіn” o “Cualidades del hombre ideal.””
“ Yo tambiГ©n tenГa una lista con las caracterГsticas del hombre ideal y quisiera recordarles que fueron precisamente ustedes dos quienes hicieron que la tirara a la basura el aГ±o pasado, despuГ©s de haberme obligado a leГ©rselas.”
“ Tu hombre no podГa ser real”, le dijo Rachel.
“ No es verdad.”
“ ВїAbigail, tengo que recordarte al hombre musculoso sin hacer gimnasia, riquГsimo y jefe de una gran multinacional pero que no trabaje, inteligente y audaz pero jamГЎs haya abierto un diario, celoso, pero no posesivo, rudo pero tierno, delincuente pero honesto… de tu loca lista?”
“ Sin tener en cuenta que tenГa que tener ojos azules con tonalidades verdes, cabello negro o rubio, piel citrina ligeramente bronceada, alto un metro ochenta para que sea mГЎs alto que tГє pero no demasiado, siempre sano, no fumador, vampiro, pero no alГ©rgico al sol…”, se acordГі Emma.
“ Ok, ok. EntendГ”, le dijo con disgusto, sintiГ©ndose humillada. SabГa que tenГan razГіn, pero no querГa admitirlo. “¿Podemos volver al punto principal? ВїAcepto o no compartir el apartamento con ese monstruo arrogante y lleno de vicios?
“ ¿Al menos es guapo?”, preguntó Emma curiosa.
“ Bastante, pero no tanto como para no ver sus defectos”, admitió.
“ Claro que ir a vivir con un perfecto desconocido puede ser arriesgado”, susurró preocupada Rachel.
“ Emma, ¿no puedes pedirle al detective que has contratado hace un tiempo para saber si tu marido te traicionaba, que investigue también sobre Ethan Campert?”
“ PasГі sГіlo una vez y me prometГ a mГ misma que no lo habrГa hecho de nuevo”, se puso a la defensiva Emma completamente avergonzada y repentinamente triste. Daba tanta pena y rabia verla asГ. Emma era la mujer mГЎs dulce, sensible y hermosa que hubiera existido jamГЎs. No se merecГa un marido ausente y traidor como el suyo. Cada vez que le preguntaban por quГ© no se divorciaba, ella no respondГa, pero sabГan que en realidad no estaba perdidamente enamorada.
“ Te lo ruego.”
“ Como mГЎximo puedo pedirle que haga una verificaciГіn con sus compaГ±eros de la policГa, para ver si este Ethan Campert tiene antecedentes.”
“ Está bien... por el momento.”
Sin perder el tiempo, Emma tomГі el telГ©fono y llamГі de inmediato a su detective, ex policГa retirado.
Mientras tanto, Rachel fue a buscar tres cafГ©s a la mГЎquina de la oficina.
DespuГ©s de media hora habГan vaciado toda la despensa de bizcochos y galletas saladas, mientras Emma habГa recibido la respuesta de su detective.
“ Ethan es inmaculado. Ningún antecedente. Sólo una resaca en un automóvil que chocó contra un poste de luz hace dos años, pero él no estaba al volante.”
“ Yo dirГa que intentes aceptar esta nueva e inesperada experiencia”, sentenciГі Rachel.
“ ВїPero no es peligroso? PodrГa ser un loco manГaco abusador”, se preocupГі Abigail ansiosa.
“ Para ti todos son potenciales locos abusadores, Abigail. El problema no es Ethan, sino tГє. Creo que llegГі el momento de intentarlo. Acepta esta convivencia y ve cГіmo va”, resolviГі Rachel seria, incluso si en realidad tenГa miedo de que Abigail no estuviera todavГa lista para dar ese paso. Era demasiado frГЎgil y emotiva para estar sola.
“ Tengo miedo”, confesó, volviendo a llorar.
“ Abigail, tesoro, tГє tienes miedo de todo, pero quizГЎs Rachel tiene razГіn. Esta convivencia podrГa ayudarte a crecer y a aprender a correr riesgos en la vida.”
“ ¿Están seguras?”, preguntó, torturándose las manos por la tensión.
“ SГ. AdemГЎs, esta situaciГіn tambiГ©n tiene un lado positivo”, dijo Emma.
“ ¿Cuál?”
“ No estarás sola. Admito que la idea de saber que estabas sola me ha preocupado un poco, mientras saber que siempre estarás con alguien en caso de necesidad, me tranquiliza”, le confesó Emma, haciéndola conmover.
“ Y ademГЎs te habГamos prometido que te habrГamos ayudado a ordenar la casa, mudarte, decorar y a este punto… tambiГ©n a averiguar quiГ©n es este Ethan Campert”, exclamГі Rachel alegre, guiГ±ГЎndole un ojo.
ВЎAbigail confiaba ciegamente en el juicio de Rachel y sabГa que su instinto era infalible!
Resignada, se dejГі envolver por el entusiasmo de ese paso tan importante que estaba por dar y finalmente tomГі una decisiГіn.
“ ¡Acepto ir a vivir con Ethan Campert!”, declaró triunfante entre los gritos de felicidad de sus dos mejores amigas.
“ Siempre será mejor que volver a la casa de mi madre.”
9
“ Me parece que alguien te ganГі de mano”, exclamГі Rachel, apenas llegaron a la entrada del apartamento junto con Emma y su empleada domГ©stica, que llevaba a cuestas un bolso de gimnasia abierto, de donde sobresalГan jeans y camisetas.
“ Por lo que parece, este Ethan ya trajo sus cosas. Pocas cosas, por lo que veo”, comentГі Emma, viendo las Гєnicas cuatro cajas que habГan sido tiradas de mala manera en el ingreso.
Abigail no pudo decir una sola palabra frente a esa invasiГіn desordenada y tan extraГ±a a sus ojos.
HabГa vivido toda su vida sГіlo con su madre, una mujer que dejaba dando vueltas Гєnicamente el maquillaje y algГєn zapato de taco 12, que tanto odiaba su hija.
No estaba acostumbrada a ver dardos, una pelota de rugby y una de fГєtbol, una mountain bike completamente tirada sobre el sofГЎ, revistas pornogrГЎficas de mujeres desnudas, como las que estaba hojeando Rachel que habГa ido de inmediato a hurgar entre los efectos personales de Ethan, buscando alguna pista para saber si era un potencial manГaco asesino.
“ ¿Estás de verdad segura que quieres vivir aqu�”, preguntó Emma a su amiga, con un tono poco convencido y una leve mueca en el rostro. “Estoy segura de que hay lugares mejores.”
“ No a este precio”, le respondiГі la amiga, pero mГЎs miraba Emma a su alrededor y mГЎs querГa escapar de ese lugar. Ese apartamento estaba en mal estado y el mobiliario era un revoltijo de objetos rescatados colocados al azar y sin seguir una lГіgica o estilo.
La diseГ±adora de interiores que habГa en ella le estaba gritando que hiciera algo con esa cocina anГіnima toda blanca, con mosaicos y muebles blancos, o con esa habitaciГіn que habГa elegido Abigail y donde sГіlo habГa una base de cama chirriante y un colchГіn sucio. SГіlo el armario empotrado con las puertas corredizas espejadas se salvaba. ВЎPor no hablar de ese sofГЎ horrible!
Afortunadamente, llegГі Carmen a distraerla, volviendo a la cocina.
“ Señorita Camberg, ¿qué es esto?”, preguntó la doméstica, dándole a Abigail un paquete de platos de plástico descartables envueltos en celofán.
“ ¡Los platos!”, respondió Abigail sorprendida.
“ ¿De plástico?”, intervino Emma con la frente arrugada.
La amiga se limitГі a encogerse de hombros, rendida.
“ ВЎNo puede ser! ВЎEsto es demasiado!”, dijo Emma indignada por la sola idea de comer en esos platos. Desde hacГa dos aГ±os daba consejos de diseГ±o interior a travГ©s de su blog y en el Гєltimo aГ±o tambiГ©n habГa trabajado como decoradora de casa para casas de lujo en venta, a travГ©s de la agencia ValdГ©s. Incluso habГa alquilado un almacГ©n donde guardaba los muebles mГЎs hermosos para usar en la puesta en venta de las casas.
“ Bart, Carmen, limpien a fondo toda esta casa y deshГЎganse de este sofГЎ y todo lo que hay en la habitaciГіn, excepto el armario. ВЎRachel, Abby, vengan conmigo!”, decidiГі Emma con las ideas ya muy claras sobre cГіmo habrГa transformado ese apartamento.
Cuando Emma habГa hablado de almacГ©n, ni Rachel, ni Abigail se habГan imaginado un verdadero showroom de muebles de lujo.
Roche Bobois, Fendi, Missoni, Louis Vuitton, Kartell, Bugatti Home, Armani, Kate Spade, Kravet y un montГіn de marcas italianas.
AdemГЎs, los muebles estaban separados por estilo y tipo de habitaciГіn.
Como Emma esperaba, Abigail se dirigiГі de inmediato hacia los dormitorios de tipo bohemio romГЎntico.
“ ¿Puedo vivir aqu�”, suspiró enamorada Abigail, tirándose sobre una cama.
“ Lamentablemente no, pero te prometo que haré que tu habitación sea tan hermosa como para enloquecer.”
“ SГ, pero no con Г©stas cosas. Yo no tengo el dinero para permitГrmelos”, murmurГі molesta, tomando un almohadГіn de Fendi.
“ Te lo darГ© en comodato. Mientras vivas allГ, podrГЎs tener todo lo que elijas.”
“ ¡Gracias!”, se conmovió Abigail corriendo a abrazarla.
DespuГ©s de cuatro horas bajo la supervisiГіn de Emma, cada objeto elegido fue llevado al apartamento y despuГ©s de otras dos horas, habГa sido completamente cambiado.
Emma tenГa razГіn: Abigail ya habГa perdido la cabeza por su apartamento.
En el cuarto, el estilo romГЎntico parisino que la muchacha amaba tanto, resaltaba por la cama con el cabecero acolchado forrado en suave chenilla color crema, del lino de algodГіn blanco y rosa de la lГnea floral bohemia de Kerry Cassill, la alfombra de damasco Kravet con efecto desteГ±ido color perla, y la lГЎmpara Kartell en policarbonato de color cobre.
A todo eso, Abigail agregГі las cortinas de lino belga color blancas de su abuela y su colecciГіn de fotografГas en blanco y negro, de una mujer en ParГs: a los pies de la Torre Eiffel, de frente al Arco de Triunfo y sobre las escalinatas de la basГlica del Sagrado CorazГіn tomando un helado.
Finalmente, no podГa faltar la cucha de Otelo de Louis Vuitton, un regalo de Emma.
En referencia al lugar del ГЎrea diurna, Rachel aconsejГі hacerla menos romГЎntica, pero mГЎs colorida y vistosa, ya que era un ambiente que habrГa sido compartido con Ethan, quien ni siquiera habГa sido consultado el respecto.
Finalmente optaron por un toque rojo para contrarrestar todo el blanco de la cocina.
Rachel eligiГі una baterГa de ollas color cereza de Rachel Ray y un juego de platos, tazas y vasos blancos con bordГі de la colecciГіn de cocina de Kate Spade, mientras Emma eligiГі un mantel blanco con amapolas rojas en los bordes y una pegatina larga transparente, tambiГ©n con amapolas rojas, para pegar en los azulejos de la cocina.
Abigail se limitГі a elegir un reloj cucГє de pared de los mismos colores.
El problema surgiГі por la elecciГіn del sofГЎ, pero al final Emma ganГі con su amada Roche Bobois en colores vivos e hipnГіticos, tendiendo a estampados rojos y florales, combinados con una enorme alfombra patchwork de los mismos colores.
La misma marca tambiГ©n se eligiГі para el mobiliario del pequeГ±o rincГіn de la oficina en el nicho a la derecha de la habitaciГіn: un pequeГ±o escritorio lacado en blanco de forma geomГ©trica y futurista y una librerГa similar.
Mientras los trabajadores intentaban cumplir con todas las solicitudes de Emma lo mГЎs rГЎpido posible, Rachel habГa analizado cada objeto del muchacho.
“ Entonces, ВїquГ© nos puedes decir de este tal Ethan Campert?”, preguntГі Emma a Rachel, mientras ayudaba a Carmen a poner las nuevas cortinas que Abigail habГa comprado en Ikea.
“ Seguramente no es un loco o un maniГЎtico”, comenzГі la mujer, mientras ponГa la ropa en el armario, al que se le habГan agregado dos estantes, ya que Abigail no podГa usar el que se encontraba en la habitaciГіn de Ethan. “Ethan Campert naciГі el 16 de julio, tiene veintisГ©is aГ±os, trabaja por la noche en el pub Misothis aquГ enfrente, desde las siete hasta la una, pero hace un montГіn de horas extras que no se le pagan. A veces lo llaman por algunos trabajos como jardinero que Г©l acepta para ganar algo de dinero extra. Va al gimnasio una vez a la semana y todos los martes le gusta jugar al fГєtbol con sus amigos hasta tarde, no ama jugar al rugby, usa la bici por necesidad, adora a los Linkin Park, prefiere las mujeres rubias a las morenas, los preservativos extrafinos, usa sГіlo ropa de cama negra y no tiene una relaciГіn estable. No tiene muchos amigos ademГЎs de los del equipo de fГєtbol, fuma casi un paquete de cigarrillos por dГa, no tiene una buena relaciГіn con su familia y desde pequeГ±o tuvo problemas cardГacos debido a una malformaciГіn congГ©nita que requiriГі varias intervenciones e internaciones en el hospital hasta los diecisГ©is aГ±os, pero ahora estГЎ bien.”
“ ¿Cómo has hecho para saber todo eso?”, le preguntó Abigail sorprendida. ¡Rachel era un sabueso formidable!
“ Simple deducciГіn, ВЎWatson!”, le tomГі el pelo Rachel. “encontrГ© una nota de felicitaciones del aГ±o pasado con fecha 16 de julio en la que sus amigos del equipo de fГєtbol le deseaban un feliz cumpleaГ±os por sus veintisГ©is aГ±os. El hecho que la haya guardado me hizo pensar que los estima, pero he visto tambiГ©n que no recibiГі otras de su familia. AdemГЎs, en los informes clГnicos sobre su salud, he visto que siempre habГa una firma de un tutor distinto. NingГєn Campert, mientras Г©l a diecisГ©is aГ±os se llamaba Ethan Folk, quizГЎs el apellido de la madre. No creo que la relaciГіn con su madre sea el mГЎximo, ya que no hay siquiera una foto suya entre sus objetos personales. En mi opiniГіn, es huГ©rfano.”
“ Pobrecito”, murmuró Abigail.
“ ВїY en lo que refiere a su trabajo y lo demГЎs?”, se sintiГі curiosa Emma queriendo saber mГЎs detalles. Ella tambiГ©n adoraba tomar inspiraciГіn de esos eventos para sus nuevas novelas, cuando escribГa sobre su marido.
“ EncontrГ© su Гєltimo recibo de sueldo y es una miseria. AdemГЎs, su horario de trabajo no puede cubrir el local hasta el horario de cierre, sobre todo los sГЎbados por la noche, por lo que deduzco que hace horas extras, pero en el recibo no aparece nada sobre eso. SГ© que los martes es su dГa libre porque los pocos recibos que tiene de restaurantes, pizzerГas y cines nocturnos, son todos de dГas martes, y el costo es siempre muy alto, por lo que presumo que estaba acompaГ±ado de al menos cinco personas con las que dividГa la cuenta. Obviamente, con el poco dinero que gana tuvo que buscar otra cosa que hacer y por el enterizo con botas sucias con tierra y pasto cortado, supongo que trabaja como jardinero y que cobra de contado. Por Гєltimo, sГ© que va al gimnasio porque encontrГ© el carnet de la Pegasus Gym y cada vez que va compra algo para tomar en el bar del gimnasio, como dice el cuaderno donde anota todos los gastos. Usa la bicicleta para moverse en la ciudad, presumo, porque no encontrГ© carnet o abono del metro. Tiene una pelota de rugby, pero estГЎ en perfectas condiciones, a diferencia de la de fГєtbol, y eso significa que no juega jamГЎs al rugby. Tiene sГіlo CDs de los Linkin Park y preservativos extrafinos. SegГєn la nota que hay en su libreta, ha comprado un cartГіn de diez paquetes de cigarrillos la semana pasada, pero sГіlo encontrГ© tres paquetes todavГa sin abrir ademГЎs de uno empezado, que imagino lleva siempre con Г©l.”
“ ¿Y todo eso de las mujeres y sus relaciones?”
“ He visto que en las revistas pornográficas que tiene, las páginas con fotos de mujeres rubias y sexis están más usadas respecto de las otras, por lo que supongo que las usa para sus momentos de solitaria intimidad. Sin embargo, debe ser uno que también se ocupa de las mujeres de carne y hueso. Seguramente su trabajo lo ayuda y la cantidad de paquetes de preservativos me lo hace pensar. Creo, de todas formas, que tenga relaciones sexuales a menudo y, ya que no encontré cosas románticas o muestras de amor, puedo suponer que se trata siempre de mujeres distintas. Además, compra los preservativos junto con los cigarrillos y en la libreta vi la compra de dos paquetes de preservativos de 12 unidades, pero en el que está abierto ya faltan cinco. Y la compra también es de hace una semana.”
“ De hoy en adelante te llamaremos Rachel Holmes”, exclamó Emma sorprendida por toda esa información.
“ ВЎAh, lo olvidaba! Abigail, tГє eres rubia. Presta atenciГіn porque podrГas ser su tipo”, agregГі Rachel con un guiГ±o de ojos.
“ No me parece. Tuvo el coraje de tratarme como a una niña y me dijo que fuera a la escuela.”
El rugido de la risa que siguiГі no fue exactamente la reacciГіn que deseaba recibir en ese momento. Odiaba ser tratada como una adolescente cuando tenГa veinticuatro aГ±os.
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